Tabernáculo Minas de Corrales

Mensaje De La Hora Minas De Corrales es un ministerio sin fines de lucro de publicaciones Cristianas, dedicado a la difusión del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y el Mensaje de Su profeta, William Marrion Branham.--Todo Es Posible, Sólo Cree. 

William Marrion Branham

Recuerden que cuando Dios usa Sus dones, El los usa para Su propia gloria; para la gloria de Su pueblo; para la gloria de Su Iglesia; para la edificación del Cuerpo de Cristo, y para la gloria del Reino de Dios. Por eso es que El muestra estas cosas en Su Iglesia. Por eso es que El tiene maestros, profetas, evangelistas y pastores. Ellos han sido dados para la edificación de la Iglesia y para la gloria de Dios.

Discernimiento Del Espíritu 

WILLIAM MARRION BRANHAM 

La vida de William Branham (a quien llamamos el Hermano Branham) comenzó en la primavera de 1909. Nació en una familia demasiado pobre, en lo profundo de las colinas del sur de Kentucky. Pocos minutos después de su nacimiento en una pequeña cabaña de una sola habitación, una Luz peculiar entró al cuarto y se mantuvo suspendida sobre la cama donde él estaba acostado. Acababa de empezar una vida sobrenatural que cambiaría la Cristiandad moderna.

Con un padre alcohólico y un hogar carente de religión, las posibilidades no lo favorecían mucho. Pero, a pesar de todo esto, el Hermano Branham se convirtió en un poderoso hombre de Dios. Como a los 38 años, él estaba orando en una pequeña cabaña de caza, al norte de su hogar, en Jeffersonville, Indiana. Entonces, a plena noche, fue cuando el Ángel del Señor lo visitó y lo comisionó a orar por los enfermos.

Entre otras cosas, el Ángel le dijo:

"Si logras que la gente te crea, y eres sincero cuando ores, nada impedirá tus oraciones, ni siquiera el cáncer".

Todas las dudas se desvanecieron. El Hermano Branham ahora tenía su comisión y valientemente emprendió su camino. Un avivamiento mundial de sanidad había iniciado.

El ministerio del Hermano Branham produjo el mayor derramamiento del Espíritu Santo desde el día de Pentecostés. Cientos de miles asistieron a las campañas Branham, y miles recibieron sanidad en el Nombre del Señor Jesucristo. Pronto, otros evangelistas, como Oral Roberts, T.L. Osborne y A.A. Allen, siguieron el ejemplo del Hermano Branham, empezando sus propios avivamientos de sanidad. El Señor derramó Sus bendiciones como nunca antes. Una vez más, la mano sanadora de Jesucristo había tocado a Su pueblo.

El ministerio del Hermano Branham fue único. Él evidenció que Jesucristo está tan vivo hoy como cuando caminó por las costas de Galilea y, al igual que el apóstol Pablo, demostró que el Evangelio no viene en palabra solamente, sino también en poder. Las revelaciones de los misterios escondidos y del poder manifestado de Dios se encontraron en un ministerio muy especial. Cabe destacar que, así como los escribas transcribieron los sermones de los profetas Bíblicos, sus sermones fueron grabados en cinta magnetofónica. Hoy en día, apreciamos mucho esas grabaciones.

El Hermano Branham falleció a causa de un trágico accidente automovilístico en diciembre de 1965. Dios se llevó a Su siervo a casa; pero nos dejó estas grabaciones preciosas, las cuales valoramos de todo corazón.

EL Mensaje  

                                                   He aquí, Yo os envió el profeta Elías

El Mensajero

¿Un Profeta?


En la Biblia, Dios siempre trajo Su Mensaje a los pueblos del mundo por medio del profeta de la edad. Él le habló a Moisés por medio de una zarza ardiendo y lo comisionó a dirigir a los hebreos en su salida de Egipto. La Columna de Fuego y otras señales fueron dadas en vindicación de su ministerio. Juan el Bautista trajo un Mensaje preparando al mundo para el Mesías venidero. Mientras bautizaba al Señor Jesús en el Río Jordán, una Voz del Cielo confirmó la comisión de Juan de presentar el Cordero de Dios; "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia". Años más tarde, la Voz del Señor se pudo oír nuevamente hablándole a un profeta, cuando le habló a Pablo por medio de esa Luz cegadora, que después lo comisionó a establecer en orden las iglesias. En todo el Nuevo y Antiguo Testamento, Dios nunca le ha hablado a Su pueblo por medio de un sistema denominacional o una organización religiosa. Él siempre le ha hablado al pueblo por medio de un hombre: Su profeta. Y Él vindica a estos profetas con señales sobrenaturales.

¿Entonces hoy? ¿Aún Dios les revela Su Palabra a los profetas? ¿Aún existen las señales sobrenaturales? ¿Podría Dios enviar un profeta actual al mundo? La respuesta es un resonante: "¡Sí!"

Pero ¿cómo sabremos cuando se levante un profeta? ¿Qué apariencia tendrá? ¿Cómo actuará? ¿Qué señal nos dará? ¿Qué Escritura cumplirá él?

Los profetas de antaño eran hombres valientes de Dios, y no temían enfrentar las organizaciones religiosas. De hecho, casi siempre eran difamados por el clero. Elías retó las organizaciones religiosas de su día, cuestionándoles si Dios respetaría la ofrenda de ellos, o la suya. Ellos gritaron; profetizaron; saltaron sobre el altar; ellos se cortaron con cuchillos; pero Dios no los oyó. Elías miró hacia el Cielo y dijo: "Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas". Después llamó el fuego del Cielo para que consumiera el holocausto. Micaías, el profeta, resistió al rey de Israel, y a todo el sacerdocio cuando reprendió al Sumo Sacerdote Sedequías por profetizar una mentira. El Sumo Sacerdote lo golpeó en la cara y por hablar la verdad, el Rey lo encarceló. Aun el Señor Jesús fue tan odiado por las organizaciones religiosas de su día, que lo crucificaron junto a los más viles criminales. Si nos apegamos a la historia, un profeta sería odiado por el sistema denominacional moderno, y él sería marcado como un hereje, falso profeta, o algo peor; sin embargo, Dios apoyaría a Su siervo.

Si hubiera un profeta en este día moderno, ¿sería aceptado por la iglesia católica?, ¿por la iglesia bautista?, ¿la iglesia luterana?, ¿por la denominación que fuera?

El Señor Jesús comisionó a todos los que le creen: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán". (San Marcos 16:17-18). ¿Será cierta esta Escritura hoy? De no ser cierta ¿cuándo caducaron las Palabras del Señor? Por toda la Biblia, los profetas pudieron sanar a los enfermos, echaron demonios, y obraron milagros. Moisés levantó la serpiente de bronce ante el pueblo de Israel para sanarlos de la mordida venenosa de las serpientes (Números 21:9). Naamán, un sirio poderoso, vino a Elías para ser sanado de la lepra (2 Reyes 5:9). Cuando un joven murió al caer de la ventana en lo alto, el apóstol Pablo lo abrazó y trajo vida nuevamente al cuerpo muerto (Hechos 20:10). Sólo conocemos por los registros cerca de tres años y medio de la vida de nuestro Señor Jesús, pero en esos pocos años, Él no dejó de sanar a los enfermos; los ciegos recibieron la vista; leprosos fueron sanados; los sordos pudieron oír; los cojos caminaron. Hubo sanidad para toda clase de enfermedad. (Mt. 4:23).

Dios también vindicó a Sus profetas de otras maneras aparte de las sanidades. Aun los secretos más íntimos del corazón les fueron dados a conocer a estos hombres. El rey Nabucodonosor tuvo un sueño muy perturbador, pero no lo recordaba. El profeta Daniel le dijo al rey tanto el sueño como la profecía (Dn. 2:28). Nada estuvo oculto de Salomón cuando la reina de Sabá se presentó ante él. Estaba tan lleno del Espíritu que le dijo las preguntas de su corazón antes de que ella las hiciera (1 Reyes 10:3). Eliseo le dijo al rey de Israel todos los planes del rey de Siria, aun las palabras habladas en privado en su alcoba (2 Reyes 6:12).

En Sus propias acciones, el Señor Jesús mostró muchas veces que este Espíritu de discernimiento es el Espíritu de Cristo. Él discernió la naturaleza de Natanael cuando dijo: "¡He aquí un israelita en quien no hay engaño!". Y Jesús continuó diciéndolo a Natanael dónde estaba cuando Felipe le habló del Mesías (Juan 1:48). Cuando Natanael entendió que Jesús vio su corazón, inmediatamente lo reconoció como el Cristo. La primera vez que Jesús vio a Pedro, le dijo el nombre de su padre, Jonás (San Juan 1:42). Pedro entonces dejó todo y siguió a Jesús por el resto de su vida. Jesús se encontró con la mujer samaritana en el pozo y le habló de sus pecados pasados. Sus primeras palabras fueron: "Señor, me parece que tú eres profeta" (San Juan 4:19). Estas tres personas venían de diferentes condiciones y estratos sociales, sin embargo, ellos reconocieron inmediatamente a Jesús cuando desplegó el don del discernimiento.

¿Acaso desapareció ese don cuando fue escrita la última página de la Biblia? Si estos milagros están escritos en la Biblia tan claramente, ¿dónde se encuentran hoy? Un profeta del día moderno ciertamente sería vindicado por milagros.

¿Habrá olvidado Dios a Su pueblo? ¿Puede Él aún sanar a los enfermos? ¿Aún nos hablará Él por medio de Sus profetas? ¿Alguno de los profetas vio en visión este día?

¿Habrá profecías todavía por cumplirse?

La Promesa De Un Profeta En Los Postreros Días

Las últimas palabras escritas en el Antiguo Testamento dan esta promesa: "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición"(Malaquías 4:5-6)


El día de Jehová, grande y terrible aún está por venir, así que nosotros debemos estar esperando sinceramente al profeta Elías. En la Biblia, los profetas no vinieron a las organizaciones religiosas más notorias; ellos vinieron a unos pocos. Imagínense que el profeta de Malaquías 4 viniera, y fuera pasado por alto. ¿Qué sucedería si él fuera como los profetas de antes, y sólo un puñado de personas lo reconociera? Si este profeta debe regresar para el día postrero, ¿cómo lo conoceremos? La respuesta se puede ver claramente en las Escrituras. Él tendrá la naturaleza de un profeta; él conocerá los secretos del corazón; él hará milagros. Las organizaciones religiosas intentarán desacreditarlo; pero habrá unos pocos escogidos que lo reconocerán como el mensajero prometido del día. 


¿Cómo sabremos cuando regrese Elías? ¿Qué características mostrará para que nosotros lo podamos reconocer?


 Elías era un hombre del desierto. Grandes señales y maravillas siguieron su ministerio. Él predicó en contra de los males de su día. En especial, predicó contra la inmoralidad de la reina Jezabel. Cuando Elías fue llevado al Cielo en un carro de fuego, su espíritu reposó sobre Eliseo. Grandes señales y maravillas fueron la tónica del ministerio de Eliseo, y también él predicó contra los pecados del mundo. Ambos profetas se pararon solos contra las organizaciones religiosas de ese día. Centenares de años más tarde, el mismo espíritu regresó a la tierra, en Juan el Bautista. El profeta Malaquías predijo que Elías regresaría para presentar al Señor: "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí..." (Malaquías 3:1). Juan el Bautista, siendo fiel a su perfil, llamó al arrepentimiento a los hijos de Israel. Como Elías, él predicó fuertemente contra el rey y las organizaciones religiosas modernas. El Señor Jesús confirmó que Juan el Bautista era el profeta de Malaquías 3, en el Libro de Mateo (11:10) "Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti". San Lucas 1:17 dice que el espíritu de Elías estaría en Juan el Bautista; "irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos." Pero noten que la segunda parte de Malaquías 4 aún estaba por cumplirse: "...y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición." Esa parte de la Escritura vendrá a cumplimiento antes de la Segunda Venida de Cristo. 

Dos mil años después de Juan el Bautista, una vez más es tiempo de que el espíritu de Elías regrese a la tierra.

¡Ese día ha llegado! En esta edad, hemos visto el regreso del espíritu de Elías. Él desafió el sistema denominacional moderno; él se paró en contra de los pecados del mundo; él mostro incontables señales y maravillas; él predicó la Biblia palabra-por-palabra, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. El profeta de Malaquías 4 vino como fue prometido, y trajo un Mensaje del Trono del Dios Todopoderoso. El nombre de ese profeta es William Marrion Branham. Nosotros le llamamos "Hermano Branham".

"William Branham, a quien amo y considero ser un profeta de Dios".

Oral Roberts, evangelista reconocido mundialmente y fundador de Oral Roberts University.

"William Branham pasó entre nosotros como el profeta de Dios y nos mostró en el siglo veinte precisamente las mismas cosas que nos fueron mostradas en los evangelios... Dios ha visitado a Su pueblo, porque un gran profeta se ha levantado entre nosotros".

Dr. T.L. Osborn, evangelista pentecostal y destacado escritor.

"Antes de orar por una persona, él daba detalles precisos de las dolencias de la persona, como también detalles de sus vidas - su ciudad, actividades, comportamientos - aun regresando a su niñez. Branham ni una sola vez cometió un error con la palabra de discernimiento en todos los años que estuve con él. Eso abarca, en el caso mío, miles de casos".

Ern Baxter, evangelista, director de campañas durante siete años, y uno de los líderes originales del British New Church Movement.

Nunca un hombre había impactado al mundo de tal manera desde que el Señor Jesucristo caminó sobre la tierra. De un origen muy humilde, en una cabaña de una sola habitación en las montañas de Kentucky, hasta Amarillo, Texas donde el Señor se lo llevó a Casa, su vida fue marcada continuamente por eventos sobrenaturales. Por dirección del Ángel del Señor en 1946, el ministerio del Hermano Branham produjo una chispa que encendió un periodo de grandes avivamientos de sanidad que abarcó América y al resto del mundo. Hasta este día, él es reconocido por los historiadores Cristianos como el "padre" y "referente" del avivamiento de sanidad de los años 50, que transformó la Iglesia Pentecostal y finalmente permitió que surgiera el movimiento carismático, que hoy influencia a casi toda denominación protestante. Sin embargo, tal como en el pasado, las denominaciones rechazan sus enseñanzas y niegan su comisión.

Dondequiera que fue, Dios probó que el Hermano Branham es el profeta para esta generación. Así como con Job, el Señor le habló desde un torbellino; como con Moisés, la Columna de Fuego fue vista guiándolo; como Micaías, él fue deshonrado por el clero. Así como Elías, él fue un hombre del desierto. Tal como Jeremías, él fue comisionado por un Ángel; como Daniel, él vio visiones del futuro; como el Señor Jesús, él pudo conocer secretos del corazón; y como Pablo, él sanó a los enfermos.

El Señor nuevamente ha visitado a Su pueblo por medio de un profeta. En el tiempo más oscuro de la historia, donde la inmoralidad se ha hundido a profundidades nunca antes vistas, y viendo en el horizonte armas de destrucción masiva, un hombre humilde de Dios fue enviado, de la presencia de Dios, para llamar a una raza moribunda al arrepentimiento.

Juan, el discípulo amado, escribió acerca del Señor Jesús: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. (San Juan 21:25) Lo mismo puede ser dicho de la vida del Hermano Branham. Hay más de 1.200 sermones grabados, conteniendo miles de historias acerca de la vida de este hombre valiente. Y aún continuamos escuchando testimonios nuevos de su influencia en las vidas de millones de personas. Este folleto jamás podría siquiera tocar la superficie del impacto que este hombre de Dios ha tenido sobre el mundo.

 

El Principio


"Cuando nací en una pequeña cabaña en las colinas de Kentucky, el Ángel del Señor entró por la ventana y se posó allí. Era una Columna de Fuego".

El amanecer comenzaba a romper la oscuridad del frío cielo de abril. La única ventana, de madera, fue abierta para dar entrada a la luz de la mañana en esa pequeña cabaña de una sola habitación. Un petirrojo junto a la ventana parecía especialmente emocionado en esa mañana y cantaba lo que más podía. En la cabaña, un joven Charles Branham, metió las manos en su nuevo overol y miró allí a su esposa de 15 años. "Llamaremos su nombre, William", dijo el padre.

Una Luz sobrenatural entró por la ventana. La Luz se movió por la habitación y estuvo suspendida sobre la cama donde el bebé acababa de nacer. Ésta fue la misma Luz que sacó a los hebreos de Egipto. Era la misma Luz con la que Pablo se encontró camino a Damasco. Y la misma guiaría a este bebé a llamar la Novia de Cristo a salir del mundo. Esa Luz fue nada menos que el Ángel del Señor, la Columna de Fuego; y una vez más se había hecho visible al hombre.

Y adentro, en esta pequeña cabaña, esa mañana, 6 de abril, la partera abrió la ventana dejando entrar el brillo de la luz para que mamá y papá me vieran. Entonces una Luz del tamaño como de una almohada entró remolineando por la ventana. Giró alrededor donde yo estaba, y bajó sobre la cama. Varias personas de la montaña estaba allí parados; estaban llorando.

El humilde hogar estaba en las colinas del sur de Kentucky, cerca de un pequeño pueblo llamado Burkesville. Era el 6 de abril de 1909. El bebé fue el primero de diez hijos que nacerían de Charles y Ella Branham.

No pasó mucho tiempo para que el Ángel del Señor visitara de nuevo al niño, William Branham.

Siendo un niño, el Ángel le habló por primera vez, diciéndole que viviría cerca de una ciudad llamada New Albany. Él entró a casa y le contó a su madre lo que acababa de suceder. Como cualquier madre, ella no le dio mucha importancia a la historia y lo acostó para calmar sus nervios. Dos años después, su familia se trasladó a Jeffersonville, Indiana, sólo a unas millas de la ciudad de New Albany, al sur de Indiana.

El Ángel le habló nuevamente al joven profeta unos años más tarde. Era un día despejado de septiembre, el sol cálido brillaba a través de las pintorescas hojas de otoño. El muchachito cojeaba por el camino mientras cargaba dos cántaros de agua. Un pedazo de mazorca amarrado debajo de su dedo lastimado evitaba que tocara la tierra. Él se sentó para reposar bajo la sombra de un álamo. Las lágrimas llenaban sus ojos mientras lloraba por tan mala fortuna: sus amigos disfrutaban de un día de pesca, y él estaba allí obligado a cargar agua para su padre. De repente, un viento comenzó a remolinear allí en el árbol, encima de él. Se limpió los ojos y se puso de pie. Escuchó el sonido de las hojas en el viento... pero no había viento. Él levantó la mirada, y como a la mitad del álamo, algo estaba haciendo girar las hojas secas.

De pronto, una Voz habló: "No bebas ni fumes, ni de ninguna manera deshonres tu cuerpo, porque habrá una obra para ti cuando tengas mayor edad". Muy asustado, el niño de siete años soltó los cántaros y corrió donde su madre.

Como al profeta Samuel, Dios nuevamente le había hablado a un niño.

Semanas más tarde, él jugaba a las canicas con su hermano menor. Una sensación extraña se apoderó de él. Al mirar hacia el Río Ohio, vio un hermoso puente. Dieciséis hombres perecieron al caer mientras el puente iba expandiéndose sobre el río. El joven profeta había visto su primera visión. Le contó a su madre, y ella escribió su relato. Años después, 16 hombres perecieron al caer mientras se construía el puente Second Street, de Louisville, Kentucky, sobre el Río Ohio.

El Señor le estaba mostrando visiones del futuro. Y tal como los profetas antes de él, las visiones nunca fallaron.

Su Juventud


Toda su vida, el Hermano Branham anheló estar en el desierto. A la edad de 18 años, se fue de Indiana a las escabrosas montañas del oeste. Su estadía en Arizona no duró mucho, pues se vio obligado a regresar.

Un día, decidí que había encontrado la manera de deshacerme de ese llamado. Me iría al oeste para trabajar en un rancho. Amigo, Dios es tan grandioso allá como en cualquier lugar. Que esta experiencia le sirva: cuando Él llame, respóndale.

Una mañana de septiembre de 1927, le dije a mi madre que iba a acampar a Tunnel Mill, aproximadamente a catorce millas de Jeffersonville, donde vivíamos en ese tiempo. Mis planes ya eran viajar para Arizona con algunos amigos. Cuando mamá recibió noticias mías, no me encontraba en Tunnel Mill sino en Phoenix, Arizona, huyendo del Dios de amor. La vida en el rancho fue muy buena por un tiempo, pero pronto perdió su atractivo, como sucede con cualquier otro placer del mundo. Pero aquí quiero mencionar que, gloria a Dios, la experiencia con Jesús es más y más dulce con el tiempo y no pierde su atractivo. Jesús siempre da perfecta paz y consuelo.

Muchas veces escuché el viento soplar entre las alturas de esos pinos. Era como si pudiera escuchar Su Voz llamando del bosque, diciendo: "Adán, ¿dónde estás?". Las estrellas parecían estar tan cerca que casi se podían tocar con las manos. Dios parecía estar muy cerca.

Los caminos del desierto son algo muy especial en esa región. Si Ud. llega a salirse del camino, fácilmente se perderá. Con frecuencia los turistas ven pequeñas flores del desierto y se salen del camino para cogerlas. Quedan errantes por el desierto y se pierden, y muchas veces mueren de sed. Y es lo mismo en el caminar Cristiano - Dios tiene un camino. Lo menciona en Isaías, el capítulo 35. Es llamado "Camino de Santidad". Muchas veces los pequeños placeres del mundo lo sacan a uno de ese camino. Es entonces cuando uno pierde su experiencia con Dios. Cuando uno está perdido en el desierto, a veces aparece un espejismo. Para la gente que muere de sed, el espejismo será un río de agua o un lago. Muchas veces las personas corren hacia ellos y caen allí sólo para encontrar que se bañan en arena caliente. Con frecuencia el diablo les presenta algo que él dice que es para pasarlo muy bien. Esto sólo es un espejismo, algo que no es real. Si le presta atención, Ud. se encontrará con la cabeza llena de tristeza. No lo escuche a él, amado lector. Créale Ud. a Jesús quien le brinda agua viva, a todo aquel con hambre y sed.

Un día recibí una carta de casa informándome que uno de mis hermanos estaba muy enfermo. Era Edward, el que me seguía. Desde luego, no pensé que era algo grave, y creí que se recuperaría. Pero una tarde, días después, cuando llegaba de la ciudad, al pasar por el comedor del rancho, vi un papel sobre la mesa; lo tomé. Decía: "Bill, ven a los prados del norte. Muy importante". Después de leer la nota, fuimos al prado con un amigo. La primera persona que salió a encontrarme fue un viejo llanero solitario que trabajaba en el rancho. Su nombre era Durfy, pero le decíamos "Pop". Con tristeza en el rostro, me dijo: "Billy, muchacho, te tengo malas noticias". Para ese momento se acercó el capataz. Me dijeron que acababa de llegar un telegrama, informándome de la muerte de mi hermano.

Estimado amigo, quedé inmóvil por un momento. Fue la primera muerte en nuestra familia. Pero quiero decir que lo primero que pensé fue si él estaría preparado para morir. Me di la vuelta y mirando sobre esa pradera dorada, las lágrimas me rodaron por las mejillas. Me venían esos recuerdos, de niños, de cómo habíamos luchado juntos y lo difícil que había sido para nosotros.

Íbamos a la escuela con muy poco para comer. Los dedos de los pies saliendo de nuestros zapatos y teníamos que usar abrigos viejos cerrados hasta el cuello por no tener camisas. ¡Cómo recuerdo un día que mamá nos tenía una pequeña cubeta con palomitas de maíz! Nosotros no comíamos con los demás niños; comida como la de ellos estaba fuera de nuestro alcance. Siempre íbamos más allá de la colina y comíamos. Recuerdo el día que tuvimos las palomitas, pensábamos que era un verdadero premio. Entonces para asegurar mi porción, salí antes del mediodía y tomé un buen puñado antes de que mi hermano tomara su porción.

Y parado allí mirando esa pradera dorada por el sol, recordé todas esas cosas y pensé si Dios lo había llevado a un mejor lugar. Nuevamente Dios me volvió a llamar, pero como de costumbre, escogí rechazarlo.

Me preparé para venir a casa para el funeral. Cuando el Rev. McKinny de la Iglesia de Port Fulton, que fue como un padre para mí, predicó en su funeral, mencionó que "Aquí pueden haber algunos que no conocen a Dios, si es así, acéptenlo ahora". ¡Oh, cómo me aferré de mi asiento, Dios de nuevo lidiaba conmigo! Estimado lector, cuando Él llame, respóndale.

Nunca olvidaré cómo mis pobres papá y mamá lloraron después del funeral. Yo quería regresar al oeste, pero mamá me rogó tanto que me quedara, que cedí si encontraba empleo. Pronto encontré empleo en la Compañía de Servicios Públicos de Indiana.

Pasados cerca de dos años, mientras probaba medidores en el taller de la compañía Gas Works de New Albany, sufrí envenenamiento por gas, y estuve enfermo por semanas. Fui a todos los médicos que conocía; no encontraba alivio. Sufría acidez estomacal, por los efectos del gas. Mi condición empeoraba. Fui llevado a los especialistas de Louisville, Kentucky. Finalmente dijeron que era mi apéndice y que necesitaba de una operación. Yo no lo podía creer, pues no había tenido dolor en el costado. Los médicos dijeron que no podían hacer más por mí hasta que me operara. Más tarde accedí a tenerla, pero insistí en que usaran anestesia local para poder ver la operación.

¡Oh, yo quería a alguien a mi lado que conociera a Dios! Creía en la oración más no podía orar. Entonces el ministro de la Primera Iglesia Bautista me acompañó en la sala de operación.

Cuando me llevaron de la mesa a mi cama, sentí que cada vez me debilitaba más y más. El corazón a duras penas latía. Sentí que la muerte se acercaba. La respiración se hacía más y más entrecortada. Sabía que había llegado al final del camino. ¡Oh, amigo, espere que Ud. alguna vez llegue allí, pensará bastante en las cosas que ha hecho! Sabía que yo nunca había fumado, bebido ni había tenido hábitos inmundos, pero sabía que no estaba listo para encontrarme con mi Dios.

Amigo mío, si Ud. sólo es un miembro frío y formal de iglesia, cuando llegue al final del camino Ud. sabrá que no está listo. Entonces, si eso es todo lo que sabe de mi Dios, le pido que aquí mismo se ponga de rodillas y le pida a Jesús que le dé esa experiencia del nuevo nacimiento, como se lo dijo a Nicodemo en Juan capítulo 3, y ¡oh cómo sonarán las campanas de gozo! Gloria a Su Nombre.

Su Juventud - Continuación

La habitación del hospital oscureció, como si me encontrara en un gran bosque. Escuchaba el viento que soplaba entre las hojas, pero parecía muy distante en el bosque. Uds. probablemente han oído el viento soplar las hojas, mientras va acercándose más y más a uno. Pensé: "Bueno, ésta es la muerte que viene por mí". ¡Oh!, mi alma se iba a encontrar con Dios, quise orar pero no pude.

Entre más se acercaba, más y más fuerte sonaba. Las hojas sonaron, y de repente, ya no me encontraba allí.

Me pareció entonces, que de nuevo era un muchachito descalzo, parado allá en la calle Lane debajo del mismo árbol. Oí esa misma Voz que dijo: "Nunca bebas ni fumes". Y las hojas que oía eran las mismas que eran sopladas estando debajo de ese árbol aquel día.

Pero esta vez la Voz dijo: "Te llamé y tú no fuiste". Repitió eso por tercera vez.

Entonces dije: "Señor, si eres Tú, permíteme regresar de nuevo a la tierra, y predicaré Tu Evangelio desde los techos de las casas y desde las esquinas de las calles; ¡les hablaré a todos de esto!".

Una vez que pasó esta visión, vi que nunca me había sentido mejor. El cirujano aún estaba en el edificio. Vino a verme y quedó sorprendido. Me miró como pensando que yo debía estar muerto, entonces dijo: "No soy un hombre de ir a la iglesia, tengo muchos pacientes, pero sé que Dios ha visitado a este muchacho". El por qué lo haya dicho, no lo sé. Nadie había comentado algo al respecto. De haber sabido entonces lo que sé ahora, me hubiera levantado a gritos de esa cama glorificando Su Nombre.

Después de unos días me permitieron regresar a casa, pero aún seguía enfermo y tuve que usar lentes para el astigmatismo. Me temblaba la cabeza cuando miraba algo por un momento.

Comencé a buscar a Dios. Fui de iglesia en iglesia, queriendo encontrar algún lugar donde tuvieran un llamado al altar a la antigua; lo triste es que no lo pude hallar.

Me dije que si llegaba a ser un Cristiano, lo sería genuinamente. Un ministro que me oyó hacer el comentario dijo: "Mira, Billy, muchacho, te estás desviando al fanatismo". Le dije que si entraba a una religión, yo quería sentirla cuando viniera, así como fue con los discípulos.

¡Oh, gloria a Su Nombre! Más adelante conseguí una religión y aún la tengo, y con Su ayuda, siempre la tendré.

Un día sentí tanta hambre de Dios, y de una experiencia real, que salí al viejo cobertizo en el patio de la casa e intenté orar. Yo no sabía orar en ese tiempo, así que sólo empecé a hablarle como a cualquier otra persona. En el instante, una Luz entró en el cobertizo y formó una cruz, y de la cruz la Voz me habló en un idioma que yo no entendía; entonces desapareció. Quedé cautivado. Cuando volví en mí, oré de nuevo: "Señor, si eres Tú, por favor ven y háblame otra vez". Yo había estado leyendo mi Biblia desde que regresé a casa del hospital, y en 1ra. de Juan 4 había leído: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios".

Sabía que me había aparecido un espíritu, y mientras oraba volvió a aparecer. Luego me pareció como si diez mil libras hubieran sido levantadas de mi alma. De un brinco me paré y corrí a la casa, parecía que corría en el aire.

Mamá me preguntó: "Bill, ¿qué te ha sucedido?". Respondí: "No sé, pero me siento muy bien, y liviano". No resistí más estar en casa, tuve que salir y correr.

Entendí que si Dios quería que yo predicara, Él me sanaría. Después fui a una iglesia que creía en ungir con aceite y en el instante fui sanado. Fue entonces que vi que los discípulos tenían algo que la mayoría de los ministros no tienen hoy: los discípulos fueron bautizados con el Espíritu Santo y así podían sanar a los enfermos y hacer poderosos milagros en Su Nombre. Entonces comencé a orar por el bautismo del Espíritu Santo y lo recibí.

Un día, después de seis meses, Dios me concedió el deseo de mi corazón. Él me habló en una gran Luz, diciéndome que fuera a predicar y orara por los enfermos, y que Él los sanaría a pesar de la enfermedad que tuvieran. Comencé a predicar y a hacer lo que Él me dijo. ¡Oh, amigo!, no puedo ni comenzar a decirle todo lo que ha sucedido: ojos cegados fueron abiertos; cojos han caminado; sanidades de cáncer, y ha hecho toda clase de milagros.

Un día al final de la Calle Spring, Jeffersonville, Indiana, después de un avivamiento de dos semanas, bauticé a 130 personas. Era un día caloroso de agosto y cerca de 3.000 personas estaban presentes. Estaba para bautizar a la persona número 17 cuando de repente oí de nuevo esa Voz apacible que dijo: "Mira hacia arriba". El cielo estaba como bronce ese caloroso día de agosto. No había llovido por cerca de tres semanas. Oí la Voz de nuevo, y por tercera vez volvió a decir: "Mira arriba".

Levanté la mirada, y del cielo venía una gran estrella brillante, de la cual no les había dicho pero que muchas veces había visto. En ocasiones les conté a personas que aparecía y sólo se reían y decían: "Bill, sólo es tu imaginación; o, tal vez estabas soñando". Pero, gloria a Dios, esta vez Él se hizo visible delante de todos, pues se me acercó tanto que ni siquiera pude hablar. Después de unos segundos pude gritar, y muchos levantaron la mirada y vieron la estrella justamente sobre mí. Algunos se desmayaron mientras que otros gritaban y otros huían corriendo. Entonces la estrella regresó al cielo y el lugar donde había estado era como de quince pies cuadrados [1,3 Mts2] y ese lugar continuaba en movimiento y agitado como si de allí salieran olas. De aquel lugar se había formado una pequeña nube blanca y la estrella fue recibida arriba en esta pequeña nube.

Como Juan el Bautista, el profeta fue vindicado en las aguas bautizando.

La Visita de Un Ángel


Las visiones continuaban. Sus colegas religiosos le dijeron que sus visiones no eran de Dios; le dijeron que estaba poseído por un espíritu maligno. Esto lo perturbó profundamente. La carga llegó a ser insoportable, entonces se internó en el bosque para encontrar la Voluntad de Dios. Estaba tan decidido que prometió que no regresaría hasta no recibir una respuesta. Fue allí, en una vieja cabaña de tramperos, que aquel Ángel del Señor le dio su comisión. Entre otras cosas, el Ángel le dijo lo siguiente: "Si logras que la gente te crea, y eres sincero cuando oras, nada resistirá tus oraciones, ni siquiera el cáncer".

Todas las dudas desaparecieron. Ahora tenía una comisión y avanzó con valor. El avivamiento de sanidad había comenzado.

Cientos de miles asistieron a las campañas Branham. Miles fueron sanados en el Nombre del Señor Jesucristo. Otros evangelistas como Oral Roberts, T.L. Osborn, y A.A. Allen pronto siguieron al Hermano Branham y dieron inicio a sus propios avivamientos de sanidad. El Señor hizo llover Sus lluvias de bendición como nunca antes. Una vez más, la mano sanadora de Jesucristo había tocado a Su pueblo.

"Con frecuencia he llorado de gozo por el reciente don de Dios a la iglesia, de nuestro amado hermano, William Branham, con su maravilloso don de sanidad. Éste es un caso donde vemos a Dios obrar mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3:20), pues yo nunca he presenciado ni leído de nada igual al ministerio de sanidad de William Branham".

Rev. F.F. Bosworth, evangelista reconocido mundialmente y uno de los padres fundadores de la denominación de las Asambleas de Dios como también del movimiento pentecostal moderno.

"En una ocasión, observamos cómo le hablaba a un hombre en un catre. Primero no había señal de respuesta inteligente de parte del hombre. La explicación luego vino de su esposa parada junto a él, que no sólo se estaba muriendo de cáncer, sino que era sordo y no oía lo que se le decía.

El Hermano Branham luego dijo que sería necesario que el hombre recibiera su sentido de audición antes de poder instruirle de su sanidad del cáncer. Hubo un momento de oración. De repente, ¡el hombre pudo oír! Grandes lágrimas rodaron por las mejillas de ese hombre cuyo rostro insensible no había mostrado expresión toda la tarde. Escuchó con un profundo interés mientras se le hablaba de su liberación del cáncer".

Rev. Gordon Lindsay, destacado escritor, ministro, y fundador del instituto, Cristo Para Las Naciones.

"El Hermano Branham dijo: 'El congresista queda sanado'. Mi corazón saltó. Di un paso adelante y acepté al Señor como mi Sanador. Dejé a un lado mis muletas... ¡y el Cielo se abrió!".

William D. Upshaw, diputado estadounidense (1919-1927), candidato a la presidencia de EUA en 1932. Quedó lisiado de niño cuando una caída le fracturó la columna. Tenía 84 años cuando fue completamente sano después de la oración del Hermano Branham, después de estar lisiado por 66 años. No necesitó de una silla de ruedas ni de muletas por el resto de su vida.

"Llevaba postrada de espaldas ocho años y nueve meses con tuberculosis, y los médicos me habían desahuciado. A duras penas alcanzaba las cincuenta libras [22,5 kg] y toda esperanza había desaparecido. Entonces de Jeffersonville, Indiana, vino el Rev. W.M. Branham, conforme a una visión que había visto de una oveja atrapada en el desierto y clamando 'Miltown', que es donde vivo. El Hermano Branham nunca había estado aquí ni conocía a nadie. Cuando entró, él me impuso las manos y oró, invocando sobre mí el Nombre de nuestro precioso Señor Jesús. Algo pareció apoderarse de mí y al instante ya me encontraba de pie agradeciéndole a Dios por Su poder sanador. Ahora soy la pianista aquí en la iglesia bautista".

Georgia Carter, de Milltown, Indiana, recibió su sanidad de tuberculosis terminal en 1940 y no sufrió un día más de esa enfermedad. Ella representa a decenas de millares de personas que han sido sanadas por medio de su ministerio y que aún siguen siendo sanadas hoy.

La Columna De Fuego


El Hermano Branham frecuentemente describe una Columna de Fuego que vindicó su ministerio. Estuvo presente en su nacimiento, fue vista por miles en la ribera del Río Ohio, y pareció seguirlo adondequiera que iba. Fue en 1950 que el Señor les dio prueba infalible tanto a creyentes como a incrédulos que esta Columna de Fuego acompañaba al profeta.

Era una noche llena de controversia en el coliseo Sam Houston. El Hermano Branham lideraba un avivamiento de sanidad por toda la región. Las bendiciones del Señor Jesús se derramaban como la lluvia sobre los campos de trigo espirituales; sin embargo, las grandes señales y maravillas no vinieron sin crítica. Como siempre, el enemigo levantó un adversario. Las dos fuerzas se enfrentaron en Houston, Texas, y el Ángel del Señor Mismo bajó para pelear la batalla.

Miles ya estaban presentes para testificar de los incontables milagros que seguían a este hombre de Dios. Un día antes, un grupo local de ministros retó al profeta a un debate sobre la sanidad Divina, pero el reto cayó sobre el anciano y fiel compañero del profeta, el Reverendo F.F. Bosworth. Los numerosos escépticos eran liderados por un ministro bautista local y vocero muy crítico de la sanidad Divina. La información del inminente debate se filtró a los periódicos, que sin dar espera publicaron titulares como: "Hoy Volarán Plumas Teológicas A Las 7 P.M. En El Coliseo Sam Houston".

El escéptico contrató a un fotógrafo profesional, Ted Kipperman, de los Estudios Douglas, para que documentara el debate. Esa tarde, se tomaron fotografías del Hermano Bosworth parado modestamente mientras el escéptico posaba de maneras intimidantes; en una con su dedo apuntado hacia el rostro del humilde anciano.

Cuando el debate comenzó, el Reverendo Bosworth rápidamente probó con certeza y evidencia Escritural la sanidad Divina; y enseguida, para no dejar dudas, pidió que todos los que habían sido sanos de sus enfermedades se pusieran de pie. Después que tomaron sus asientos los que habían sido sanados, él hizo un llamado a todos aquellos sanados mediante la sanidad Divina, que eran miembros fieles de la denominación de este hombre, a ponerse de pie. Trescientos miembros de iglesia se pusieron de pie, orgullosamente honrando la misericordia que el Señor Jesús había mostrado con ellos.

El reto entonces vino de parte del escéptico: "Que ese sanador Divino pase adelante. Veámoslo a él actuar". El Hermano Bosworth aclaró que Jesús era el único Sanador Divino, pero el escéptico continuó vociferando. Finalmente, el Hermano Bosworth invitó al Hermano Branham a la plataforma. Él aceptó la invitación en medio de los gritos de apoyo.

El profeta, lleno del Espíritu Santo, respondió de la siguiente manera:

Yo no puedo sanar a nadie. Esto sí lo digo: Cuando yo era un bebé, nacido allá en el estado de Kentucky, de acuerdo a mi propia madre, y lo cual ha sido vindicado durante mi vida, una Luz entró a la habitación allí donde estaba el pequeño grupo, donde aconteció, no tenía piso, ni siquiera una ventana, sólo tenían una cosita allí como ventana, como una pequeña puerta, y la abrían a eso como de las cinco de la mañana, y esta Luz entró girando justamente cuando amanecía. Desde ese tiempo, me ha acompañado. Es un Ángel de Dios. Él se reunió conmigo en persona hace unos años. Él me habló de las cosas que sucedieron durante mi vida, y yo las he dicho como Él me las dijo. Y reto a cualquiera en cualquier lugar, a que vaya a la ciudad donde fui criado, o al lugar que sea, a ver si se ha llegado a hacer alguna declaración en el Nombre del Señor que no se haya cumplido exactamente como fue dicho.

Después de decir esas palabras, el Espíritu Santo bajó a la plataforma, y los fotógrafos emocionados tomaron una fotografía. El Hermano Branham dejó la plataforma con una declaración muy sencilla pero profética: "Dios testificará. Yo no diré más".

William Branham with Halo over his head
William Branham with Halo over his head

El asociado del Sr. Kipperman rápidamente fue a revelar las fotografías para las noticias de la mañana siguiente. Él notó algo extraño mientras sacaba la primera foto de la solución para el revelado. Ésta y las próximas cinco fotografías, estaban en blanco. Llevándose las manos al corazón se fue hacia adelante cuando sacó la última impresión de la solución. Allí, en la última fotografía, estaba la Columna de Fuego de una forma visible sobre la cabeza del profeta de Dios, William Marrion Branham.

Los hijos de Israel vieron la Columna de Fuego guiando a Moisés, y las personas de este día moderno han visto esa misma Columna de Fuego guiando a otro profeta.

La fotografía rápidamente fue entregada a George J. Lacy, Investigador Profesional de Documentos Dudosos del F.B.I de E.U.A., quien autenticó la fotografía según su opinión experta. El documento oficial entregado por el Sr. Lacy se encuentra en la siguiente página.

Esto aconteció mucho antes de los computadores y las cámaras digitales, y no tuvo explicación según los métodos conocidos por la ciencia, aparte de que en realidad hubo una Luz sobre la cabeza de William Branham. Hoy la misma fotografía se puede ver en la Biblioteca del Congreso de Los Estados Unidos, en la capital de la nación, Washington DC.

Los Misterios Revelados


Desde principios del ministerio del Hermano Branham, quedó en claro que el sistema denominacional fue establecido para promover las organizaciones religiosas, y no el verdadero Evangelio. El Hermano Branham creyó la Biblia Palabra por Palabra, y no cambió de idea, aun a cuestas de ser excluido de sus colegas, amistades o familia.

Cuando aún era miembro de la Iglesia Bautista Misionera, le fue dicho que ordenara mujeres ministros; sin embargo, él conocía las Escrituras demasiado bien. 1 de Timoteo 2:12 claramente dice: "Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio" y 1 de Corintios 14:34 dice: "Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar..." No era que él tuviera algo en contra de las mujeres, pero la Biblia era clara en el tema. Cuando el ultimátum le fue dado, él no pudo ceder, así que dejó la iglesia.

Ésa no era la única Escritura que era totalmente ignorada por las denominaciones. El Señor le reveló la verdad del bautismo al Hermano Branham. ¿Cómo pudo Jesús dar la comisión: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", y, sin embargo, todo registro de bautismo en la Biblia ser en el Nombre de Jesús? El apóstol Pedro mandó en Hechos 2:38: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo. Las Escrituras funcionan perfectamente en unidad, pero se requirió de un profeta para revelar este secreto: "Padre" no es un nombre, "Hijo" no es un nombre, y "Espíritu Santo" no es un nombre. Así como un hombre es el padre de hijos, el hijo de sus padres, y hermano de sus hermanos, su nombre, no obstante, no es "padre", "hijo", ni "hermano". Padre, Hijo, y Espíritu Santo son títulos para el Nombre de Jesucristo. Mateo 28:19 y Hechos 2:38 se alinearon perfectamente.

Aun el pecado original en el Huerto del Edén fue revelado: no fue por haber comido una fruta, sino algo mucho más siniestro. ¿Cómo es posible que comerse un pedazo de fruta les revelara inmediatamente a Adán y a Eva que estaban desnudos? Simplemente no tiene sentido. ¿Qué tiene que ver una manzana con la desnudez? El profeta de Dios reveló claramente este secreto.

¿Quiénes eran los ángeles mencionados en Apocalipsis capítulo 2 y 3? Sus nombres tal vez suenen conocidos.

¿Quiénes son los jinetes misteriosos de Apocalipsis, capítulo 6? Ellos tienen una cosa muy importante en común.

¿Se menciona a los Estados Unidos en el Libro de Apocalipsis?

¿Quiénes son los 144.000 que fueron salvos en el capítulo 7?

¿Quién es la gran ramera del capítulo 17? Su identidad y todos los secretos fueron revelados en el Mensaje de este poderoso profeta enviado de Dios.

A este hombre no sólo lo siguieron milagros innumerables, sino que en su ministerio también le fueron revelados los misterios de la Biblia escondidos a través de las edades. Llegó a ser evidente que este profeta cumplió más Escrituras que Malaquías 4.

Apocalipsis 10:7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

Una voz está clamándole al mundo que salga de las denominaciones y regrese a la Palabra original de Dios. Cada uno de nosotros tiene la misma oportunidad que tuvieron Pedro, Santiago, y Juan. Tenemos la oportunidad de ser contados con los pocos escogidos de Dios que no se inclinaron ante las organizaciones religiosas del día.

La Santa Escritura registra la vida y los hechos de hombres que caminaron con Dios y que fueron tan ungidos con Su Espíritu que declararon ASÍ DICE EL SEÑOR, sus palabras fueron confirmadas por señales infalibles y maravillas. Ellos fueron profetas de Dios y la Voz de Dios para su generación.

¿Habrán cambiado hoy los tiempos desde cuando Jesús estaba aquí? Los líderes religiosos fueron los que lo crucificaron a Él. Los discípulos fueron una pequeña minoría en medio de un sistema religioso enorme. Ellos fueron excluidos, ridiculizados, y eventualmente asesinados por tomar una postura en contra del sistema denominacional establecido. Tal vez nosotros no seamos asesinados hoy por nuestras creencias, pero ciertamente somos perseguidos. Igual que los fariseos y los saduceos, ellos no pueden negar los milagros que siguieron el ministerio del Hermano Branham, por lo que recurren a otros ataques. Ud. tal vez haya oído que él es un falso profeta, líder de una secta, o cosas peores. En realidad, él fue un humilde hombre de Dios que se paró firmemente en contra del control inflexible que tienen las denominaciones y las sectas sobre el pueblo de Dios. Ellos atacaron a Jesús de la misma manera cuando Él se paró contra sus dogmas y tradiciones.

Dios honró la sencillez del Hermano Branham al creer toda Palabra de la Biblia y está usando su ministerio para llevar a millones de almas a Jesucristo. Hoy, la Voz del Séptimo Ángel está sonando fuerte como siempre lo ha hecho. Aproximadamente dos millones de personas alrededor del mundo creen el Mensaje del Hermano Branham. Esta pudiera ser una pequeña minoría comparada con los dos billones que profesan el Cristianismo, pero ¿cuándo el pueblo de Dios no ha sido una minoría?

Tenemos más de 1.200 sermones grabados con esa Voz de Apocalipsis 10:7, que fue profetizada que vendría. Cada uno de estos sermones abre más misterios de Dios. Esa Voz está disponible para Ud. si está dispuesto a oírla.

LA DECISIÓN ES SUYA

Ni por un momento traigo yo un Mensaje a las gentes con la intención de que me sigan a mí, o que se unan a mi iglesia, o que vayan a comenzar algún compañerismo u organización. Nunca he hecho eso y no lo haré ahora. En esas cosas no tengo interés, pero sí tengo interés en las cosas de Dios y de Su pueblo, y si puedo lograr una sola cosa, entonces estaré satisfecho. Esa cosa es ver establecida una verdadera relación espiritual entre Dios y los hombres, por medio de la cual los hombres llegan a ser nuevas criaturas en Cristo, llenos de Su Espíritu, y viviendo de acuerdo a Su Palabra. Yo invito, ruego y aconsejo que todos oigan Su Voz en esta ocasión, y rindan sus vidas completamente a Él, aun como confío en mi corazón que le he entregado mi todo. Dios le bendiga, y que su corazón se regocije en Su venida.

Rev. William Marrion Branham

Para mayor información acerca del ministerio del Reverendo William Marrion Branham y cómo obtener sus sermones,
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P.O. Box 950
Jeffersonville, IN 47131, USA
812-256-1177


Miren a donde Ella se extenderá hasta el mar, de mar a mar. Piensen en esa Ciudad de mil quinientas millas asentada allá en las montañas del Señor. ¡Oh, eso será maravilloso!Y el león y el cordero se acostarán juntos. El león comerá paja como el buey. Y el oso será apacible, y el lobo será manso. ¡Qué tiempo será! Nada dañará o destruirá; todo estará en paz y amor. Ya no habrá vejez; ya no habrá enfermedad, no se morirá.Amigos esta no es alguna historia de San Nicolás, algo mítico, está escrito en la Palabra. Y nunca ha fallado la Palabra. Y pensar de la misma promesa de...No allá en los días de la Biblia, sino en este día, el día en que Dios...hoy. Ni una jota de Su Palabra ha fallado alguna vez. Oh, yo voy con destino a esa Ciudad. La amo, ¿Uds. no?

64-0823 (v) Preguntas Y Respuestas 


                                                          EN MENSAJE DE LA HORA

                                                              Donde Estén dos o tres

Hermano, yo preferiría predicarle a dos personas y estar en lo cierto a los ojos de Dios que estar de pie delante de diez millones. O tener que aceptar compromisos y hacer algo contrario que desagrade a mi Señor Jesús o hacer algo en contra de Su reino. Yo preferiría quedarme y predicar la genuina Palabra que tener mi propia organización. Eso fue lo que hice por la gracia del Señor, cuando en el principio toda la atención estaba sobre las reuniones, cuando estuve aquí en Phoenix. Vaya, ciertamente el diablo me lo presentó. "Tú podrías comenzar una organización que haría pedazos a esta y aquella". Y yo dije. "Mira aquí, señor diablo, yo nunca fui enviado a la tierra para destruir, yo fui enviado a la tierra para predicar la sanidad. Y estoy predicando la sanidad del cuerpo de Cristo". De vuelta a la Biblia. Nosotros nunca podremos sanar el cuerpo de Cristo basados en una pequeña sensación: uno tiene esto y el otro tiene aquello. Regresen a la Palabra y fundamenten al pueblo sobre la Palabra eterna de Dios. ¡Oh si tan sólo pudieran verlo!Nosotros tenemos un Héroe que es el Espíritu Santo, Quien vino a enseñarnos y guiarnos a toda Verdad. ¿Es eso lo que Él dijo que haría? Bien, ¿qué es la Verdad? No es aceite, no es sangre, no es esto, no es aquello. No señor. La Palabra es la Verdad. La Biblia así lo dice. Jesús dijo: "Padre, santifícalos en tu Verdad, Tu Palabra es Verdad". El Espíritu Santo dará testimonio de la Verdad, de la Palabra de Dios. Para concluir yo debo decir esto: estas cosas son olvidadas muy rápidamente. El mensaje es olvidado muy rápidamente. La gente viene a la iglesia algunas veces; ellos ven un poco de entusiasmo. Algunas veces vienen a escuchar a algún buen predicador de fama; como ellos dicen, un buen teólogo predica un buen sermón. Pero usted falla en darse cuenta para qué viene a la iglesia. Usted viene a la iglesia para adorar.

                                   57-0307 (e) Dios.Guarda.Su.Palabra. (Parte 2) Prf 40-41 (WMB)

El accidente de William Marrion Branham

Restos de la vagoneta Ford modelo 1964, en la que viajaban William Branham, Meda, su esposa y Sarah, su hija.

Pensé: "Sí. Tengo cuarenta y siete años de edad. Ellos estaban recién casados tres años antes que yo naciera." Cuarenta y siete años, estoy marchando en dirección al Jordán. Tengo que venir. Tengo que llegar allá. Voy a llegar allá. Pudiera ser un accidente en el camino. Pudiera caer del aire en un avión. Yo pudiera ser asesinado por un dardo del diablo en alguna parte y morir. No sé cómo me voy, pero hay una cosa que sé: me voy. Pero cuando llegue allí, quiero saber una cosa, que también tengo puesto un manto de segunda mano. No estoy confiando en el mío, porque no sirve.
MANTO DE SEGUNDA MANO 25/NOVIEMBRE/1956

EL ACCIDENTE

La caravana de dos automóviles, un Chevrolet modelo 1965 y una vagoneta Ford 1964, saliendo de Tucson, Arizona, se encaminaron por la carretera 10 rumbo al este. Eran un poco antes de las 6 de la mañana del sábado 18 de diciembre de 1965.
El automóvil Chevrolet era conducido por Billy Paul Branham. A un lado iba su esposa Loyce, y atrás iba el pequeño Paul Branham, de cuatro años de edad, hijo de la pareja.
En la vagoneta Ford, el Hermano William Branham iba al volante, su esposa Meda a un lado. En el asiento trasero iban sus hijos Sarah y Joseph.
Su primera escala fue en un restaurante en Benson, Arizona, donde se detuvieron para el desayuno. Después de unas horas, se detuvieron en Álamo Gordo, Nuevo México, para la comida.
Para las seis de la tarde, ya se encontraban en Clovis, Nuevo México, y listos para cenar.
Habían planeado manejar hasta la ciudad de Amarillo, Texas, y allí pasar la noche, para continuar su viaje a la mañana siguiente hacia su siguiente escala, para luego llegar al destino final, el cual era Jeffersonville, Indiana.

Eran las siete veinticinco, y la pequeña porción de la luna creciente que se apreciaba en el cielo ayudaba muy poco en despejar la oscuridad de la noche. La carretera de dos carriles entre Bovina y Friona, Texas, era plana y recta, con laterales amplios en cada lado del pavimento. La velocidad máxima era de sesenta y cinco millas por hora, precisamente la velocidad a la que iba Billy Paul cuando rebasó el carro que tenía de frente y luego se metió nuevamente a su carril. Momentos después, vio que venía hacia él lo que pensó ser el faro singular de una motocicleta, y venía virando de un lado a otro por la línea divisoria de la carretera. De repente pudo ver que no era una motocicleta sino un automóvil al cual le faltaba un faro, el del lado del conductor. Más de la mitad del vehículo estaba en su carril, y ya casi lo tenía encima. Billy giró el volante violentamente hacia la derecha causando que su carro se saliera completamente de la carretera. Durante el instante en que controló su vehículo y lo devolvió a la carretera, el otro vehículo, descontrolado, con el cual casi chocó, literalmente explotó de frente con el carro que venía atrás.
En el espejo retrovisor Billy Paul pudo ver el momento del impacto. El sonido del choque cortó a través de la noche fría en aquel llano de Texas como un trueno de guerra, envolviéndolo a él y sellando en su mente para siempre los ecos de aquel rugido.
Loyce comenzó a gritar: "¡Es el carro de tu papá! ¡Es el carro de tu papá!"
Pisó duro en el pedal del freno y giró el carro en ciento ochenta grados, dirigiéndose hacia la escena del choque. "¡El carro que yo rebasé estaba entre nosotros y Papá!" Era una respuesta frenética que a la vez era una pregunta y una súplica desesperada. Cuando la luz de sus faros penetró el aire polvoroso y lleno de escombros, pudo ver algunos de los resultados de la destrucción todavía girando debido a la fuerza del impacto. Penetraciones de asfalto y aceite le llamaban la atención hacia la izquierda, y dirigió su carro en esa dirección.
En los confines de la luz estaba un cuadro de ruina total. La camioneta Ford estaba a un ángulo con la carretera, con el frente hacia el este y todavía sobre las cuatro ruedas, pero el lado del chofer había sido transformado en una erupción de alambres y metal retorcido. No había cinturones de seguridad, que al haberlos, hubieran ofrecido algo de protección a los ocupantes del vehículo. De los tres pasajeros, sólo se podía ver al Hermano Branham. De la cintura para abajo estaba prensado entre la puerta triturada y la columna direccional, y su cabeza y hombros estaban proyectados por el parabrisas destrozado. La luz áspera de los faros destacaba su rostro, que estaba volteado hacia fuera.*
* Tomado de la revista SÓLO CREED de Believers International.


Área del accidente en Parmerton Hill, Texas. Esta cartografía es del año 1965.


Noticia publicada en el periódico The Friona Star

Del sitio del accidente, William Branham fue trasladado junto con su esposa e hija al Hospital de la Comunidad del Condado de Parmer. Al no tener los instrumentos para darle la atención necesaria, fue trasladado el Hospital Northwest Texas, de Amarillo, Texas, donde estuvo la mayor parte del tiempo en un estado de inconsciencia durante seis días.

SU MUERTE

Después de una lucha ardua de los médicos para conseguir su restablecimiento, el tiempo de su partida de esta tierra había llegado.

El Rev. Pearry Green recuerda:
Eran apenas pasadas las 4:30 en la mañana del 24 de Diciembre, cuando la enfermera abrió la puerta de la sala de espera para decirme que el Hermano Branham había parado de respirar a las 4:37 a.m. y que ella lo había puesto en la máquina respiratoria. La máquina entonces estaba respirando por él; yo podía oír su sonido en el cuarto siguiente. Otro paso hacia lo peor, pero yo todavía creía que Dios sólo dejaría seguir esto hasta cierto punto antes que el Hermano Branham sanara. A pesar de los apresurados días contestando el teléfono, haciendo arreglos por un teléfono especial, permiso especial para aquéllos que querían orar por el Hermano Branham, muchas veces en las horas tempranas de la mañana cuando ellos llegaban a la ciudad, aún así mi fe se mantuvo. Si Ud. me hubiera dicho que él no iba a sanar, yo le hubiera dicho a Ud. que Ud. simplemente no sabía de lo que estaba hablando.
La hora era las 4:49 p.m. del viernes 24 de Diciembre. Otra vez, estaba solo en la sala de espera. Levanté la vista mientras la enfermera abrió la puerta. Su cara descubrió la dolorosa noticia que ella traía mientras me pidió si podía traer al "Señor Branham."
"¿Terminó... todo?" pregunté yo.
Ella movió su cabeza (no confiando en su voz) "Sí."
Yo estaba tranquilo, notablemente tranquilo, como sostenido por una fuerza fuera de mí, mientras caminé por el pasillo y bajé en el elevador hacia el comedor donde yo sabía que el Hermano Billy Paul estaba cenando. En la extraña manera que insignificantes hechos se marcan por si mismos en la memoria de uno en tiempo de pesar o gran tensión, yo recuerdo que Billy estaba allí, comiendo un pedazo de pastel de chocolate.
"Hermano Billy." Le dije, "la enfermera me dice que el Doctor Hines quiere verte."
El Doctor Hines era el doctor de osteología del Hermano Branham. Él había hecho un pequeño dibujo del codo del Hermano Branham y de los huesos del muslo para enseñar a algunos de nosotros la condición terriblemente torturada de esos huesos cuando el Hermano Branham fue internado. Yo todavía tengo este pequeño esquema. "Imposible reparar," fueron sus palabras para describir el daño causado. Unos cuantos días después, sin embargo, él hizo nuevos esquemas para enseñarnos la manera milagrosa en que estos mismos huesos se habían vuelto a juntar por sí mismos. Él no dijo que el Hermano Branham estaba bien, pero él estaba sorprendido, y dijo que su estructura ósea estaba "diez mil veces mejor ahora, que cuando fue admitido en el hospital." A esto se atribuye lo del rumor que muchos oyeron de que el profeta había sido sanado de todos sus huesos. Algo sobrenatural había acontecido lo que ni aún este especialista en estructura de los huesos pudo entender.
Billy me pidió que fuera con él a ver al Doctor Hines. Mientras entramos al cuarto de consulta, podíamos ver hacia la Unidad de Cuidado Intensivo donde la enfermera había cerrado las cortinas alrededor de la cama del Hermano Branham. En esto, Billy Paul me dijo y dijo, "Pearry, todo ha terminado." Yo miré hacia otro lado para esconder las lágrimas y entonces, el Doctor Hines entró.*
* Tomado del libro LOS HECHOS DEL PROFETA de Pearry Green


Recorte de periódico anunciando la muerte del Rev. William Branham


Hospital Northwest Texas, de Amarillo, Texas, donde falleció el Hermano Branham

SU FUNERAL

Después de su deceso, el cuerpo de William Branham fue trasladado a aquella ciudad que lo había visto crecer, comenzar en su ministerio local, escalar a un ministerio mundial, y que finalmente recibiría en su suelo sus restos mortales.
El miércoles 29 de diciembre, el Tabernáculo Branham fue abierto con el propósito de rendirle un servicio funeral a su fundador, el Rev. William Branham.

Calles circundantes al Tabernáculo Branham completamente llenas de automóviles de los dolientes que asistieron al servicio funeral.


Periódico The Evening News de Jeffersonville, Indiana, de fecha 29 de diciembre de 1965.


Periódico THE EVENING NEWS del miércoles 29 de Diciembre de 1965.


Dolientes de todos los Estados Unidos y al menos un país extranjero estuvieron hoy en Jeffersonville para presentar sus respetos finales al Rev. William M. "Billy" Branham, quien murió en la víspera de Navidad en Amarillo, Tex., de las heridas recibidas en un accidente de tránsito.
Varias personas llegaron volando por jet desde el África para asistir a los servicios funerales para el Rev. Branham los cuales fueron celebrados hoy en el tabernáculo que él fundó en las Calles Octava y Penn.
El Rev. Orman Neville, de Henryville, pastor asociado en el tabernáculo, dirigió los servicios y predicó el sermón principal. Él fue asistido por el Rev. Raymond Jackson, de Elizabeth, quien predicó un breve mensaje a los dolientes; el Rev. Donald Ruddell, de Jeffersonville, quien dirigió los servicios de oración; el Rev. Willard Collins, de Tucson, Ariz., quien leyó de las escrituras; y el Rev. Pearry Green, también de Tucson, quien dirigió las alabanzas y la lectura del obituario.
La música para el servicio, la cual fue entonada por la congregación interdenominacional completa, se centró en torno a "En Las Alas De Una Paloma," la cual el Rev. Branham cantó en una reunión en Shreveport, La., una de sus últimas cinco reuniones.
Los que cargaron el féretro fueron el Hermano Banks Woods, de Jeffersonville, un síndico del tabernáculo; el Hermano Mike Egan, de Jeffersonville, un síndico; el Hermano Tony Zabel, de Louisville, un diácono; el Hermano Hollin Hickerson, La Grange, Ky., un diácono; el Hermano Carl Wheeler, de New Albany, un diácono; y el Hermano Willard, Collins, de Arizona, que conserva su diaconado aquí.

Sepultura Aplazada
No se llevó a cabo hoy la sepultura, ya que los miembros de la familia están esperando que la condición de la Sra. Branham mejore al punto donde ella pueda decidir dónde tomará lugar el entierro.
La Sra. Branham fue herida gravemente en el accidente automovilístico el cual resultó en la muerte se su esposo, y ella ha sido cambiada al pabellón de cuidados intensivos en el Hospital Memorial Clark.
Un número de líderes evangelísticos de toda la nación llegaron a Jeffersonville a presentar sus respetos finales a uno de sus líderes. Entre ellos estuvieron Gordon Lindsay, editor de la "Voz de Sanidad" y el patrocinador del esfuerzo misionero en Palestina; y T. L. Osborn, de Tulsa, editor de una de las publicaciones evangelísticas.

Graham no estuvo aquí
Se rumoró que Billy Graham asistiría a los servicios funerales, pero Green, quien se puso en contacto con muchos de los líderes religiosos, negó esto.
Las calles de la ciudad fueron obstruidas con los automóviles de aquellos que de por todo el país que vinieron al funeral. Centenares de personas atiborraron el tabernáculo horas antes del servicio, mientras una multitud igualmente grande se reunió en el exterior.
Los policías de Jeffersonville estuvieron pendientes para dirigir el tránsito, y los bomberos locales estuvieron presentes en caso de que fueran necesarios primeros auxilios.
La Calle Octava, desde la Mechanic hasta la Graham, fue cerrada a la circulación de tráfico por orden de la Junta de Obras Públicas y Seguridad para permitir el estacionamiento para aquellos que acudieron al servicio. Las intersecciones norte-sur permanecieron abiertas sólo para vehículos de emergencia.
El Rev. Branham, de 56 años, comenzó su carrera evangelística en Jeffersonville hace 35 años. Sus reuniones evangelísticas lo llevaron por todos los Estados Unidos, la India, México, Inglaterra, Finlandia, Noruega, Canadá, y Puerto Rico. En adición, él hizo tres viajes a las secciones de Ciudad del Cabo y Kenya del África.
El Rev. Branham había sido invitado a conducir una cruzada en Francia después del primero de enero, y se cree que su itinerario lo llevaría al África una vez más.
El ministro local, a quien el Rev. Neville llamó "el profeta-mensajero de la era," estaba en ruta hacia Jeffersonville para los días feriados de Navidad en el momento del accidente, el 19 de Dic.

Mensaje de Contenido Desconocido
La familia conservaba una casa aquí en Ewing Lane así como una en Tucson y consideraba a este su "hogar." Durante su estancia, la cual siempre incluía visitas a amigos en Campbellsville, Ky., el Rev. Neville declaró, que el Rev. Branham estaba programado para predicarle un mensaje a la congregación local. El mensaje había de haber sido grabado en cinta y distribuido a todas partes del mundo. El pastor asociado dijo que un número de los mensajes del Rev. Branham eran grabados en cinta en el tabernáculo local y enviados alrededor del mundo. El contenido del último mensaje no se conoce, comentó el Rev. Neville.
El Rev. Branham murió de heridas severas en la cabeza, costillas aplastadas y fracturas de muslo y pelvis. Su hija también fue hospitalizada con una espalda fracturada la cual ella sufrió en el accidente cerca de Friona, Tex.
La primera esposa e hija del Rev. Branham murieron dentro de dos días una de la otra durante la inundación de 1937, y están sepultadas juntas en el Cementerio Walnut Ridge.


Foto tomada a las 4:30 P. M. en Jeffersonville, Indiana. Por Lee Miller, de Columbus, Ohio, el día del funeral.

Demos Shakarian, presidente los Hombres de Negocio del Evangelio completo, publicó esta esquela en la revista La Voz de Sanidad.


Portada de la revista La Voz De Sanidad, en su edición de febrero de 1966, la cual es una Edición Memorial de William Branham


Restos de la vagoneta Ford modelo 1964, en la que viajaban William Branham, Meda, su esposa y Sarah, su hija.

Pensé: "Sí. Tengo cuarenta y siete años de edad. Ellos estaban recién casados tres años antes que yo naciera." Cuarenta y siete años, estoy marchando en dirección al Jordán. Tengo que venir. Tengo que llegar allá. Voy a llegar allá. Pudiera ser un accidente en el camino. Pudiera caer del aire en un avión. Yo pudiera ser asesinado por un dardo del diablo en alguna parte y morir. No sé cómo me voy, pero hay una cosa que sé: me voy. Pero cuando llegue allí, quiero saber una cosa, que también tengo puesto un manto de segunda mano. No estoy confiando en el mío, porque no sirve.
MANTO DE SEGUNDA MANO 25/NOVIEMBRE/1956

EL ACCIDENTE

La caravana de dos automóviles, un Chevrolet modelo 1965 y una vagoneta Ford 1964, saliendo de Tucson, Arizona, se encaminaron por la carretera 10 rumbo al este. Eran un poco antes de las 6 de la mañana del sábado 18 de diciembre de 1965.
El automóvil Chevrolet era conducido por Billy Paul Branham. A un lado iba su esposa Loyce, y atrás iba el pequeño Paul Branham, de cuatro años de edad, hijo de la pareja.
En la vagoneta Ford, el Hermano William Branham iba al volante, su esposa Meda a un lado. En el asiento trasero iban sus hijos Sarah y Joseph.
Su primera escala fue en un restaurante en Benson, Arizona, donde se detuvieron para el desayuno. Después de unas horas, se detuvieron en Álamo Gordo, Nuevo México, para la comida.
Para las seis de la tarde, ya se encontraban en Clovis, Nuevo México, y listos para cenar.
Habían planeado manejar hasta la ciudad de Amarillo, Texas, y allí pasar la noche, para continuar su viaje a la mañana siguiente hacia su siguiente escala, para luego llegar al destino final, el cual era Jeffersonville, Indiana.

Eran las siete veinticinco, y la pequeña porción de la luna creciente que se apreciaba en el cielo ayudaba muy poco en despejar la oscuridad de la noche. La carretera de dos carriles entre Bovina y Friona, Texas, era plana y recta, con laterales amplios en cada lado del pavimento. La velocidad máxima era de sesenta y cinco millas por hora, precisamente la velocidad a la que iba Billy Paul cuando rebasó el carro que tenía de frente y luego se metió nuevamente a su carril. Momentos después, vio que venía hacia él lo que pensó ser el faro singular de una motocicleta, y venía virando de un lado a otro por la línea divisoria de la carretera. De repente pudo ver que no era una motocicleta sino un automóvil al cual le faltaba un faro, el del lado del conductor. Más de la mitad del vehículo estaba en su carril, y ya casi lo tenía encima. Billy giró el volante violentamente hacia la derecha causando que su carro se saliera completamente de la carretera. Durante el instante en que controló su vehículo y lo devolvió a la carretera, el otro vehículo, descontrolado, con el cual casi chocó, literalmente explotó de frente con el carro que venía atrás.
En el espejo retrovisor Billy Paul pudo ver el momento del impacto. El sonido del choque cortó a través de la noche fría en aquel llano de Texas como un trueno de guerra, envolviéndolo a él y sellando en su mente para siempre los ecos de aquel rugido.
Loyce comenzó a gritar: "¡Es el carro de tu papá! ¡Es el carro de tu papá!"
Pisó duro en el pedal del freno y giró el carro en ciento ochenta grados, dirigiéndose hacia la escena del choque. "¡El carro que yo rebasé estaba entre nosotros y Papá!" Era una respuesta frenética que a la vez era una pregunta y una súplica desesperada. Cuando la luz de sus faros penetró el aire polvoroso y lleno de escombros, pudo ver algunos de los resultados de la destrucción todavía girando debido a la fuerza del impacto. Penetraciones de asfalto y aceite le llamaban la atención hacia la izquierda, y dirigió su carro en esa dirección.
En los confines de la luz estaba un cuadro de ruina total. La camioneta Ford estaba a un ángulo con la carretera, con el frente hacia el este y todavía sobre las cuatro ruedas, pero el lado del chofer había sido transformado en una erupción de alambres y metal retorcido. No había cinturones de seguridad, que al haberlos, hubieran ofrecido algo de protección a los ocupantes del vehículo. De los tres pasajeros, sólo se podía ver al Hermano Branham. De la cintura para abajo estaba prensado entre la puerta triturada y la columna direccional, y su cabeza y hombros estaban proyectados por el parabrisas destrozado. La luz áspera de los faros destacaba su rostro, que estaba volteado hacia fuera.*
* Tomado de la revista SÓLO CREED de Believers International.


Área del accidente en Parmerton Hill, Texas. Esta cartografía es del año 1965.


Noticia publicada en el periódico The Friona Star

Del sitio del accidente, William Branham fue trasladado junto con su esposa e hija al Hospital de la Comunidad del Condado de Parmer. Al no tener los instrumentos para darle la atención necesaria, fue trasladado el Hospital Northwest Texas, de Amarillo, Texas, donde estuvo la mayor parte del tiempo en un estado de inconsciencia durante seis días.

SU MUERTE

Después de una lucha ardua de los médicos para conseguir su restablecimiento, el tiempo de su partida de esta tierra había llegado.

El Rev. Pearry Green recuerda:
Eran apenas pasadas las 4:30 en la mañana del 24 de Diciembre, cuando la enfermera abrió la puerta de la sala de espera para decirme que el Hermano Branham había parado de respirar a las 4:37 a.m. y que ella lo había puesto en la máquina respiratoria. La máquina entonces estaba respirando por él; yo podía oír su sonido en el cuarto siguiente. Otro paso hacia lo peor, pero yo todavía creía que Dios sólo dejaría seguir esto hasta cierto punto antes que el Hermano Branham sanara. A pesar de los apresurados días contestando el teléfono, haciendo arreglos por un teléfono especial, permiso especial para aquéllos que querían orar por el Hermano Branham, muchas veces en las horas tempranas de la mañana cuando ellos llegaban a la ciudad, aún así mi fe se mantuvo. Si Ud. me hubiera dicho que él no iba a sanar, yo le hubiera dicho a Ud. que Ud. simplemente no sabía de lo que estaba hablando.
La hora era las 4:49 p.m. del viernes 24 de Diciembre. Otra vez, estaba solo en la sala de espera. Levanté la vista mientras la enfermera abrió la puerta. Su cara descubrió la dolorosa noticia que ella traía mientras me pidió si podía traer al "Señor Branham."
"¿Terminó... todo?" pregunté yo.
Ella movió su cabeza (no confiando en su voz) "Sí."
Yo estaba tranquilo, notablemente tranquilo, como sostenido por una fuerza fuera de mí, mientras caminé por el pasillo y bajé en el elevador hacia el comedor donde yo sabía que el Hermano Billy Paul estaba cenando. En la extraña manera que insignificantes hechos se marcan por si mismos en la memoria de uno en tiempo de pesar o gran tensión, yo recuerdo que Billy estaba allí, comiendo un pedazo de pastel de chocolate.
"Hermano Billy." Le dije, "la enfermera me dice que el Doctor Hines quiere verte."
El Doctor Hines era el doctor de osteología del Hermano Branham. Él había hecho un pequeño dibujo del codo del Hermano Branham y de los huesos del muslo para enseñar a algunos de nosotros la condición terriblemente torturada de esos huesos cuando el Hermano Branham fue internado. Yo todavía tengo este pequeño esquema. "Imposible reparar," fueron sus palabras para describir el daño causado. Unos cuantos días después, sin embargo, él hizo nuevos esquemas para enseñarnos la manera milagrosa en que estos mismos huesos se habían vuelto a juntar por sí mismos. Él no dijo que el Hermano Branham estaba bien, pero él estaba sorprendido, y dijo que su estructura ósea estaba "diez mil veces mejor ahora, que cuando fue admitido en el hospital." A esto se atribuye lo del rumor que muchos oyeron de que el profeta había sido sanado de todos sus huesos. Algo sobrenatural había acontecido lo que ni aún este especialista en estructura de los huesos pudo entender.
Billy me pidió que fuera con él a ver al Doctor Hines. Mientras entramos al cuarto de consulta, podíamos ver hacia la Unidad de Cuidado Intensivo donde la enfermera había cerrado las cortinas alrededor de la cama del Hermano Branham. En esto, Billy Paul me dijo y dijo, "Pearry, todo ha terminado." Yo miré hacia otro lado para esconder las lágrimas y entonces, el Doctor Hines entró.*
* Tomado del libro LOS HECHOS DEL PROFETA de Pearry Green


Recorte de periódico anunciando la muerte del Rev. William Branham


Hospital Northwest Texas, de Amarillo, Texas, donde falleció el Hermano Branham

SU FUNERAL

Después de su deceso, el cuerpo de William Branham fue trasladado a aquella ciudad que lo había visto crecer, comenzar en su ministerio local, escalar a un ministerio mundial, y que finalmente recibiría en su suelo sus restos mortales.
El miércoles 29 de diciembre, el Tabernáculo Branham fue abierto con el propósito de rendirle un servicio funeral a su fundador, el Rev. William Branham.

Calles circundantes al Tabernáculo Branham completamente llenas de automóviles de los dolientes que asistieron al servicio funeral.


Periódico The Evening News de Jeffersonville, Indiana, de fecha 29 de diciembre de 1965.


Periódico THE EVENING NEWS del miércoles 29 de Diciembre de 1965.


Periódico THE EVENING NEWS del miércoles 29 de Diciembre de 1965.


Dolientes de todos los Estados Unidos y al menos un país extranjero estuvieron hoy en Jeffersonville para presentar sus respetos finales al Rev. William M. "Billy" Branham, quien murió en la víspera de Navidad en Amarillo, Tex., de las heridas recibidas en un accidente de tránsito.
Varias personas llegaron volando por jet desde el África para asistir a los servicios funerales para el Rev. Branham los cuales fueron celebrados hoy en el tabernáculo que él fundó en las Calles Octava y Penn.
El Rev. Orman Neville, de Henryville, pastor asociado en el tabernáculo, dirigió los servicios y predicó el sermón principal. Él fue asistido por el Rev. Raymond Jackson, de Elizabeth, quien predicó un breve mensaje a los dolientes; el Rev. Donald Ruddell, de Jeffersonville, quien dirigió los servicios de oración; el Rev. Willard Collins, de Tucson, Ariz., quien leyó de las escrituras; y el Rev. Pearry Green, también de Tucson, quien dirigió las alabanzas y la lectura del obituario.
La música para el servicio, la cual fue entonada por la congregación interdenominacional completa, se centró en torno a "En Las Alas De Una Paloma," la cual el Rev. Branham cantó en una reunión en Shreveport, La., una de sus últimas cinco reuniones.
Los que cargaron el féretro fueron el Hermano Banks Woods, de Jeffersonville, un síndico del tabernáculo; el Hermano Mike Egan, de Jeffersonville, un síndico; el Hermano Tony Zabel, de Louisville, un diácono; el Hermano Hollin Hickerson, La Grange, Ky., un diácono; el Hermano Carl Wheeler, de New Albany, un diácono; y el Hermano Willard, Collins, de Arizona, que conserva su diaconado aquí.

Sepultura Aplazada
No se llevó a cabo hoy la sepultura, ya que los miembros de la familia están esperando que la condición de la Sra. Branham mejore al punto donde ella pueda decidir dónde tomará lugar el entierro.
La Sra. Branham fue herida gravemente en el accidente automovilístico el cual resultó en la muerte se su esposo, y ella ha sido cambiada al pabellón de cuidados intensivos en el Hospital Memorial Clark.
Un número de líderes evangelísticos de toda la nación llegaron a Jeffersonville a presentar sus respetos finales a uno de sus líderes. Entre ellos estuvieron Gordon Lindsay, editor de la "Voz de Sanidad" y el patrocinador del esfuerzo misionero en Palestina; y T. L. Osborn, de Tulsa, editor de una de las publicaciones evangelísticas.

Graham no estuvo aquí
Se rumoró que Billy Graham asistiría a los servicios funerales, pero Green, quien se puso en contacto con muchos de los líderes religiosos, negó esto.
Las calles de la ciudad fueron obstruidas con los automóviles de aquellos que de por todo el país que vinieron al funeral. Centenares de personas atiborraron el tabernáculo horas antes del servicio, mientras una multitud igualmente grande se reunió en el exterior.
Los policías de Jeffersonville estuvieron pendientes para dirigir el tránsito, y los bomberos locales estuvieron presentes en caso de que fueran necesarios primeros auxilios.
La Calle Octava, desde la Mechanic hasta la Graham, fue cerrada a la circulación de tráfico por orden de la Junta de Obras Públicas y Seguridad para permitir el estacionamiento para aquellos que acudieron al servicio. Las intersecciones norte-sur permanecieron abiertas sólo para vehículos de emergencia.
El Rev. Branham, de 56 años, comenzó su carrera evangelística en Jeffersonville hace 35 años. Sus reuniones evangelísticas lo llevaron por todos los Estados Unidos, la India, México, Inglaterra, Finlandia, Noruega, Canadá, y Puerto Rico. En adición, él hizo tres viajes a las secciones de Ciudad del Cabo y Kenya del África.
El Rev. Branham había sido invitado a conducir una cruzada en Francia después del primero de enero, y se cree que su itinerario lo llevaría al África una vez más.
El ministro local, a quien el Rev. Neville llamó "el profeta-mensajero de la era," estaba en ruta hacia Jeffersonville para los días feriados de Navidad en el momento del accidente, el 19 de Dic.

Mensaje de Contenido Desconocido
La familia conservaba una casa aquí en Ewing Lane así como una en Tucson y consideraba a este su "hogar." Durante su estancia, la cual siempre incluía visitas a amigos en Campbellsville, Ky., el Rev. Neville declaró, que el Rev. Branham estaba programado para predicarle un mensaje a la congregación local. El mensaje había de haber sido grabado en cinta y distribuido a todas partes del mundo. El pastor asociado dijo que un número de los mensajes del Rev. Branham eran grabados en cinta en el tabernáculo local y enviados alrededor del mundo. El contenido del último mensaje no se conoce, comentó el Rev. Neville.
El Rev. Branham murió de heridas severas en la cabeza, costillas aplastadas y fracturas de muslo y pelvis. Su hija también fue hospitalizada con una espalda fracturada la cual ella sufrió en el accidente cerca de Friona, Tex.
La primera esposa e hija del Rev. Branham murieron dentro de dos días una de la otra durante la inundación de 1937, y están sepultadas juntas en el Cementerio Walnut Ridge.


Foto tomada a las 4:30 P. M. en Jeffersonville, Indiana. Por Lee Miller, de Columbus, Ohio, el día del funeral.

Demos Shakarian, presidente los Hombres de Negocio del Evangelio completo, publicó esta esquela en la revista La Voz de Sanidad.


Portada de la revista La Voz De Sanidad, en su edición de febrero de 1966, la cual es una Edición Memorial de William Branham

Yo dije: "Mira, Billy, uno de estos días, no vas a tener un papá que cuide de ti. Papá se habrá ido, una de estas mañanas. Tú entrarás en el cuarto y mirarás, quizás. Papá estará acostado allí. Lo sacudirás, pero no despertará". Yo dije: "Entonces ellos me transportarán, a esta iglesita, en una caja. Tú pasarás al lado, con tu pañuelo en tu mano, llorando; mirarás hacia abajo, dirás: 'Ese es mi anciano papá. Desearía haberle prestado atención'". Yo dije: "Pero recuerda, Billy, yo siempre he sido un madrugador".
¡Aleluya! [Espacio en blanco en la cinta.-Editor]... bendita trompeta suene, yo saldré en la primera resurrección.
Yo creo en madrugar, (aleluya), algún día glorioso, por la gracia de Dios
EL SONIDO INCIERTO 31/JULIO/1955.

Yo dije: "Mira, Billy, uno de estos días, no vas a tener un papá que cuide de ti. Papá se habrá ido, una de estas mañanas. Tú entrarás en el cuarto y mirarás, quizás. Papá estará acostado allí. Lo sacudirás, pero no despertará". Yo dije: "Entonces ellos me transportarán, a esta iglesita, en una caja. Tú pasarás al lado, con tu pañuelo en tu mano, llorando; mirarás hacia abajo, dirás: 'Ese es mi anciano papá. Desearía haberle prestado atención'". Yo dije: "Pero recuerda, Billy, yo siempre he sido un madrugador".
¡Aleluya! [Espacio en blanco en la cinta.-Editor]... bendita trompeta suene, yo saldré en la primera resurrección.
Yo creo en madrugar, (aleluya), algún día glorioso, por la gracia de Dios
EL SONIDO INCIERTO 31/JULIO/1955.

Pearry Green - Los últimos momentos del profeta William Marrion Branham

Los Últimos Momentos

...Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 11:25

Al mirar el cuerpo de nuestro Hermano William Branham en ese cuarto del hospital, no pude evitar el recordar el poderoso, y dinámico espíritu que había clamado en contra de Jezabel y los espíritus denominacionales de la tierra. Este ya no era el profeta de Dios, este pobre cuerpo que había sido torturado y atormentado, ahora ya no tenía ni el cabello de la cabeza, durante la operación, se lo cortaron.

Durante el período de su estancia en el hospital, yo había considerado increíble que él no se recobrara; aún cuando supe que él estaba muerto, yo no parecía comprender el hecho. Es por eso que todavía esperaba que él saliera de ese hospital. A petición de Billy Paul, había seleccionado un director fúnebre, pero por causa de esta poderosa creencia de que el profeta todavía viviría les había dado instrucciones de no remover el cuerpo sólo que yo estuviera presente. Iba a estar seguro de que nada aconteciera de lo cual yo no estuviera conciente.

En la sala de espera, el Hermano Billy Paul me pidió que diera la noticia a los otros. Mientras lo hacía, Billy se paró mirando pensativamente por la ventana. Luego nos llamó para ver el raro espectáculo de la puesta del sol, la luna, y la estrella del atardecer que estaban muy cerca uno del otro. Estos tres cuerpos celestes estaban tan juntos en el cielo occidental, que yo era capaz de cubrirlos con el dedo pulgar de mi mano en frente de mis ojos. La estrella, la luna, y el sol eran casi de la misma brillantez. Yo nunca había visto la estrella tan brillante. Fue como si rayos de luz emanaron de ella. Él nació bajo una señal, y yo soy un testigo, junto con Billy Paul y muchos otros, de que hubo una señal en los cielos cuando este profeta de Dios partió de esta vida.

Nos quedamos allí, un pequeño grupo solemne, cantando Sólo Creed. Billy dijo que su papá lo hubiera querido así. Mientras las palabras se oían suavemente en el cuarto, sólo creed, todas las cosas son posibles. Cada uno tenía sus pensamientos privados y aún así juntos, nos sentimos mucho como los seguidores de Cristo se sentirían, parados al pie de la cruz. Ellos tuvieron visiones de gloria terrenal y creían que estarían rodeando a su Maestro en Su reino sobre la tierra. No había ni una sombra de duda en sus mentes más de que éste, era su Mesías, y estaban confundidos mientras la muerte en la cruz llegaba, y luego vino a ser una realidad. Igualmente, los que nos paramos allí ese día tampoco tuvimos sombra de duda mas de que éste era el profeta de Dios, del que se habla en Malaquías 4, que vendría antes de que Dios "hiriera la tierra con maldición." Así también nosotros estábamos confundidos por la muerte de este hombre de Dios.

Los hermanos pidieron que se les permitiera ver el cuerpo del profeta. Había sesenta de ellos. Pero las reglas del hospital eran estrictas y sólo a siete se les permitió entrar. A petición del Hermano Billy de que yo escogiera siete de entre los sesenta, les di la espalda y nombré siete nombres de memoria. Ellos eran el Hermano Blair, el Hermano Evans, y otros cinco. Mientras los siete se allegaron a la cama del profeta, uno de ellos, el Hermano Earl Martin, habló de la Escritura donde Elías había partido y de los carros de fuego los cuales lo llevaron. Fue una escena conmovedora mientras se tomaron de las manos,, parados alrededor de la cama, y cantaron otra vez Sólo Creed.

El director del funeral llelgó; el cuerpo fue cubierto con terciopelo rojo, estaba sobre una camilla, ,luego lo pusieron dentro del elevador y después en una ambulancia. En cada escena de este corto viaje, yo me encontré tan cerca como pude a la cabeza del profeta, esperando que en cualquier momento me susurrara, "¡Hermano Green, sácame de aquí!"

El Hermano Billy Paul había prometido que la decisión donde su padre sería sepultado, si en Tucson o en Jeffersonville, dependería de su madre. Él fue fiel a esa promesa. Así que la decisión esperaba que se recuperara suficiente la Hermana Branham de su conmoción cerebral. Cuando ella hizo su decisión, se llevaron el cuerpo a Jeffersonville para sepultarlo.

Al principio o estaba pasmado e indeciso cuando informaron que el cuerpo tenía que ser embalsamado para el embarque al cruzar el país, pero recordé las Escrituras cuando Lázaro fue atado con ropas de sepulcro y cómo Jesús fue embalsamado. Conforme a la Palabra de Dios, esto no les había dañado. Resueltamente yo me volví hacia el director del funeral, y firmé los papeles necesarios para llevar a cabo el embalsamamiento.

Una secuencia a la sorprendente unión de los huesos del profeta vino mientras el director fúnebre nos informó de la excelente condición del sistema circulatorio del cuerpo. Él me dijo que, como resultado de esto, el líquido estaba llegando a cada porción de su cuerpo. "Él será el hombre más perfectamente preservado con quien jamás hallamos trabajado," fueron sus palabras.

El Hermano Billy Paul me mandó al cuarto del motel, pero antes de irme otra vez tomé la precaución de salvaguardar el cuerpo del profeta. Le pedí al director del funeral que lo pusiera en un cuarto separado y cerrara la puerta por el período en que yo iba a estar ausente. Verdaderamente, no esperaba que el Hermano Branham estuviera allí cuando yo regresara.

Le ofrecí al Hermano Billy Paul y a la Hermana Loyce una pastilla para dormir a cada uno, y después de asegurarme que estaban dormidos, los dejé con el Hermano Borders quien también estaba durmiendo en el sofá y comencé a dar la noticia, por teléfono, de la muerte del Hermano Branham. Mientras estaba informándole al Hermano Neville en Jeffersonville, el Hermano Willard Collins y su familia llegaron, habiendo manejado desde Tucson esa noche. Ellos estaban inmensamente afligidos, por supuesto, pero fue un gran consuelo para mí cuando el Hermano Collins dijo, "Hermano Green, quiero que sepas cuánto te aprecio por lo que has hecho por el Hermano Branham." Continuó él, diciendo, "El Hermano Branham me pidió que comenzara una iglesia en Tucson; yo le fallé, pero tú no. Tenía que haber una en Tucson a fin de que el Hermano Branham tuviera un lugar para que su familia adorara, y así él serviría la Cena del Señor."

El tiempo llegó cuando tendría que partir con el cuerpo del profeta para volar hacia Jeffersonville. Yo estaba inquieto respecto a ir sólo y el Hermano Collins acordó en venir conmigo al aeropuerto. Cuando llegamos a la funeraria, el cuerpo había sido puesto en un pequeño ataúd gris, la tapa estaba cerrada, y el traslado estaba listo. Yo sentí que era importante que hubiera un testigo de que el cuerpo del profeta estaba todavía en ese ataúd. Así es que, pedí que fuera abierto para que el Hermano Collins pudiera verlo. Así se hizo. La escena está indeleblemente grabada en mi mente: el cuerpo del Hermano Branham vestido en una túnica blanca, su cara reluciendo con aceite, como un resplandor brillaba su cara y parecía iluminar el cuarto. Yo sólo podía pensar de la propia descripción del Hermano Branham de aquéllos "más allá de la cortina del tiempo."

Su cuerpo fue puesto a bordo por último al vuelo TWA, después del final abordaje de los pasajeros, y de la carta. Yo obtuve un asiento lo más cerca posible al área donde el cuerpo del profeta quedó en el compartimiento de equipaje. Cuan a menudo había yo orado antes, al entrar a un avión, que el Señor me diera un viaje seguro, que me usara y me regresara salvo a mi familia. Esta vez fue diferente; yo dije, "Señor, si tú quieres llevarte a tu profeta en una bola de fuego, así como lo hiciste con Elías, sería un placer para mí irme con él."

Descendimos en St. Louis, el cuerpo del profeta y yo, por un período de tiempo hasta que el avión apropiado estuviera disponible para continuar el viaje. Jamás dejé sólo el ataúd, aun cuando fue transportado a través del vasto aeropuerto hacia el almacén. Fue en este almacén que iba a tomar una vigilia de seis horas, con mi oído pegado al ataúd. Cada momento, esperaba oír al profeta decir, "Hermano Green, sácame de aquí." Estaba frío y solitario en ese almacén. Pensamientos corrieron por mi mente, preguntas, más preguntas... "¿ahora qué?"

Otra vez la fiel Palabra vino a mi rescate: "Aunque uno se levantara de los muertos, ellos no lo creerían." Después de todo, ¿qué haría yo si él me hablara? ¿Me hubiera creído alguien si él se levantara? ¿Me creería el Hermano Billy Paul? ¡Creería el Hermano Borders? ¿O me culparían todos ellos si el cuerpo resultara extraviado? En ese momento, le pregunté al Señor si es que se me estaba mostrando que iba a venir con todos los muertos en Cristo. Luego dije, "Señor, no dejes que él se levante aquí sólo conmigo. Espera hasta que haya testigos." Temí que los hombres no me creerían. Y conforme a la Palabra, no lo harían a menos que ellos estuvieran predestinados para creer.

En Jeffersonville, fuimos recibidos por un grupo de dolientes, entre ellos Seor Coot, amigo íntimo del Hermano Branham que fue el director del funeral que Billy Paul había escogido, y también el forense. También estaba presente uno cuya voz suena en las cintas de las grabaciones de reuniones a través del país, enfatizando las palabras del profeta con un fuerte y vibrante "Amén." Su devoción y amor por este hombre de Dios era sin par entre los seguidores y creyentes de su mensaje. En una ocasión, en una reunión en Shreveport, éste había dicho, "Te amamos profeta." El Hermano Branham mirando hacia abajo, dijo, "Hermano Ben, yo te amo también." Así fue que el devoto Hermano Ben Bryant había tomado un avión desde Amarillo sólo para estar allí cuando el profeta arribara a su pueblo natal. Tan respetuoso fue el Hermano Ben del cuerpo de su profeta que, al estar casi a punto de ayudar con el ataúd, se quitó su sombrero y, no viendo un lugar para ponerlo, simplemente lo tiró en el piso detrás de él. Yo vi esto; estaba entre las muchas cosas grabadas en mi memoria de ese día. Mientras viene a mi memoria ahora, yo recuerdo como el Hermano Branham había dicho del Hermano Ben: "Aquí se sienta mi hermano, lleno de pedazos de granada de la Segunda Guerra, raspando esos nervios descarnados. Yo le amo. Porque él fue. Yo no tuve que ir." Había una profunda emoción en la voz del profeta mientras dijo esto. La Escritura dice, "Si recibes un profeta en el nombre de un profeta, recibirás recompensa de profeta."

En la funeraria, yo necesité asegurarme una vez más que el ataúd contenía el cuerpo del Hermano Branham, así que le pedí al Señor Coot abrirlo. Mientras él abría el féretro esa misma escena inolvidable estaba otra vez ante mí: el Hermano Branham en una túnica blanca, su cara luminosa, descansando en un humilde y pequeño ataúd. Este pequeño ataúd, usado para trasladar el cuerpo del profeta, fue cambiado después por otro el cual había sido seleccionado por los hermanos y hermanas del Hermano Branham. Posteriormente, el ataúd fue usado, el Señor Coot me dijo, que enterraron a un mendigo en el. Yo creo que ese mendigo está enterrado en un ataúd ungido.

Cansado y fatigado, me fui hacia el motel esa noche,, pero no pude dormir. Yo recordé que el Hermano Lee Vayle estaba en la ciudad; quizás él tuviera una respuesta. El Hermano Branham había hablado muy bien del Hermano Vayle y aún había dicho que si Ud. quería saber lo que él creía, que sólo le preguntara al Hermano Vayle. Él se sostiene como un faro para el mensaje del Hermano Branham, esparciendo luz de las Escrituras... Era media noche cuando llegué al cuarto del Hermano Vayle y lo desperté, le imploré que me ayudara a entender.

"Yo estoy igual que tú," respondió él, "Yo tampoco entiendo." Él repasó las visiones, incluyendo la visión de la carpa. "A menos que Dios acorte la obra," dijo él, "Él tiene que levantarse."

Regresando otra vez al motel yo me quedé quieto, pensando, "Señor, si Tú ahora te has llevado Tu profeta de la escena y él ha hablado todos los misterios, y lo siguiente que puede suceder, es la resurrección de aquéllos que duermen en Cristo, entonces yo quiero agradecerte por los privilegios que me has dado." Mis pensamientos regresaron hacia la primera vez que el Hermano Branham había visitado el Tabernáculo en Tucson. Fue el Domingo 21 de Noviembre de 1965. El Sábado antes, él había pedido un tiempo de cinco minutos para poder decirle a la gente cuán agradecido estaba de que ahora había una iglesia en Tucson. Yo nunca olvidaré lo que él dijo ese Domingo, "Yo doy gracias a Dios de que el Hermano Green siguió el liderazgo del Espíritu Santo." Yo pensé; "¡Oh, Dios! ¿Es eso lo que yo estaba haciendo?" Yo estaba tan ignorante del liderazgo del Espíritu Santo en mi propia vida que ni siquiera me di cuenta de ello. Pero ciertamente no hay mejor liderazgo. El calor de la bendición me cubrió cuando me enteré de que yo había hecho lo que él me había pedido. Cuando él me sugirió que comenzara un lugar de adoración, me declaró que él no podía hacerlo, porque había prometido a los ministros del evangelio completo de Tucson que él no empezaría una iglesia. Sin embargo había pedido a otros hermanos, aparte de mí, que proveyera un lugar de adoración. Cada vez que encontraban un edificio, ellos regresaban a preguntarle si era éste el lugar correcto. Para asombro de ellos, él había recibido cada propuesta en una manera fría, como que si no estuviera complacido con ello. Ellos no podían entender que esa actitud obedecía a razones éticas, por la promesa que había hecho a los ministros de la ciudad. Mas por otro lado, él continuó insistiéndome cuándo vendría y comenzaría una iglesia, y cuándo les predicaría más. "Si tú no tuvieras una buena iglesia en Texas, tú nos principiarías una," me dijo.

Fue así que con emoción yo recordé ese día, el 21 de Noviembre, que él se paró por primera vez en el púlpito en el Tabernáculo Tucson y dijo, "Yo quiero que sepan que ésta es mi iglesia." Dijo él, "Si sólo hay dos aquí cuando el Señor venga, Ud. sea uno de ellos." En ese momento, yo me sentí esperanzado de que sus palabras nos traerían a todos juntos para adorar aquí en amor, en paz, en unidad y cooperación. Esa noche solitaria de Navidad, mientras estaba acostado sobre mi cama, mi mente repasaba los eventos de los meses pasados, ciertas cosas parecían tomar forma y sobresalir sobre las otras. Primero yo estaba tan agradecido de, que sin saberlo, había seguido la voluntad de Dios, (esto fue expuesto por su profeta) al establecer la iglesia en Tucson. Mi mente recordó cuando él estaba parado enfrente del edificio que iba a ser el tabernáculo, mirando un desfile que pasaba. Fue entonces que las bandas pararon de tocar y comenzaron a tocar Firmes Y Adelante en cuanto pasaron en frente del edificio. Yo recordé ese Domingo 21 de Noviembre mientras él terminaba con sus palabras de buena voluntad tocante a lo que yo había hecho, que le pedí que me ordenara. Al arrodillarme ante él, sus palabras de oración, se pueden oír en la cinta, revelaron que Dios le había mostrado el edificio del tabernáculo, aún antes que yo lo rentara. Fiel a su palabra, no me lo dijo, él permitió que Dios me guiara aquí. Ahora sobre mi cama, el segundo pensamiento me sobresaltó, me estremeció: fui el último ministro que él ordenó.

Continuando con mis pensamientos esa noche, mi mente regresó a los servicios del día de Gracias en Shreveport en Noviembre, a la conmovedora memoria del sermón Sobre Las Alas De Una Paloma Blanca. Su voz resonó otra vez en mis oídos mientras recordaba el mensaje de la paloma guiando al águila. La señal de arriba. Fue en la línea de oración esa noche que mi pequeña hermana, Bárbara, vino ante él. Ella era la quinta persona en la línea. El profeta, con su espalda volteada a las cinco primeras personas, estaba lidiando con cada caso como el Señor le mostraba, una poderosa manifestación de ese último atributo el cual precede la venida del Señor. Bárbara, sufriendo con jaquecas, vino a él, y él dijo, "Aquí está una joven que yo no conozco." (Yo estaba atrás en la oficina en ese momento, sosteniendo el teléfono para veintiocho iglesias conectadas juntas a través de la nación.) "Espere un minuto," continuó él, "yo dije que no la conozco, pero conozco a alguien que ella conoce. El Hermano Parí Green está parado ante mí en una visión. Esta es su hermana." Desde 1950 yo había asistido a las reuniones del Hermano Branham, siempre en el círculo de afuera, pidiéndole al Seor privadamente en mi corazón, que dejara al profeta ver una visión de mí en público. El tercer pensamiento significativo que me vino ese solemne día antes de Navidad, fue que esa fue la última visión que el Hermano tuvo en público.

Me pase la noche, recordando todas las reuniones a las que yo había asistido después de esas en Shreveport. Estos últimos únicos y grandiosos mensajes fueron predicados en un rápido recorrido final del Oeste, finalizando el mensaje para la Novia. Yuma, Arizona, oyó del misterio del levantamiento de la Novia en el sermón El rapto. En manera sucesiva después, vino el profético mensaje, Cosas Que Han De Ser, Eventos Modernos Aclarados Por Profecía y Liderazgo, en ese orden,, en las ciudades de California de Rialto, San Bernardino, y West Covina en las fechas del 5, 6 y 7 de Diciembre.

En su regreso de Covina a Tucson, él dijo a sus amigos en el carro que le acompañaban "uno de estos días yo quizás no esté por aquí. Cuando oigan de esto, coman sus bistecs medio asados y piensen en mí." El fundamento para esta declaración descansa en algo que su hermano Howard le había dicho a él mientras viajaban juntos. "Bill," dijo él, "Después de que yo me vaya, cómete un bistec medio asado y piensa en mí." Con nostalgia, recuerdo las veces que el Hermano Branham me decía cuando estábamos en la carretera juntos, "Paremos y comamos un bistec medio asado, y pensemos en Howard." Ahora yo nunca como un bistec medio asado sin pensar en el Hermano Branham, como amó el ganado, la carne, el Oeste, él deseó, como hombre del desierto estas cosas en su corazón. Fue mientras viajaba con sus amigos ese día desde Covina que repitió la declaración que me había hecho en Agosto de ese año. "Hay mucha gente que están buscando por una carpa, pero me pregunto si ellos están buscando por el Rapto o están buscando una carpa."

El Domingo 12 de Diciembre, el Hermano Branham no había asistido a los servicios de la mañana en el Tabernáculo, porque tuvo algunas entrevistas. Una de éstas fue con el Hermano Vayle quien había terminado la edición del libro La Exposición De Las Siete Edades De La Iglesia. Él estaba feliz de que estuviera ahora disponible al público. En su entrevista con el profeta esa mañana, el Hermano Vayle dijo, "Hermano Branham, hay aquéllos que dicen que tú eres el hijo del hombre."

El profeta respondió como lo había hecho tan frecuentemente en cinta, "Lee," dijo él, "Yo no soy el hijo del hombre. Yo soy un hijo de hombre. Hijo de hombre significa profeta. Profeta significa boca de Dios; es por eso que yo tengo que decir cosas en la primera persona, pero ése no soy yo, es Él."

En esa mañana después del servicio, el Hermano Branham estaba comiendo en la Cafetería Furr's donde mi familia y yo estábamos también presentes. Mientras nos levantamos al mostrador para pagar nuestras cuestas, él me dijo, "Me dice Billy que vamos a tener la Cena del Señor esta noche en el Tabernáculo." Yo le contesté que sí, y dijo, "Yo voy a estar allí, quiero ayudarte."

"Hermano Branham," le ofrecí, "Sería un placer para mí si tomaras el servicio entero."

"No," dijo, "Tú eres el pastor. Tú prepara un mensaje, pero yo serviré la cena del señor por ti." Él preguntó acerca del vino y el pan, y si teníamos una charola, le respondí que yo había comprado una. "Eso está bien," dijo él, "Pero tú sabes, yo prefiero la copa." (Si él no lo dijo, seré responsable en el Día del Juicio.)

"Hermano Branham," protesté yo, "tú usas la charola en Jeffersonville."

"Eso es a causa de la gente," dijo él. "Nosotros usábamos la copa cuando comenzamos, luego todos estaban temerosos de que contraeríamos tuberculosis o algo el uno del otro, así que yo les permití usar la charola. Todo está bien, pero tú sabes que el Seor usó una copa con sus discípulos." En ese entonces decidí que yo usaría una copa; pero no tuve una en esa ocasión. Si yo hubiera sabido entonces lo que se ahora, hubiera tomado una copa.

Lo recuerdo entrando esa noche, sentándose en la congregación, luego se levantó para venir a la plataforma. Yo no le pedí que viniera, por lo cual algunos me han criticado, pero tuve una razón por ello. Este era el tipo de persona que él me enseñó ser, para que yo pudiera inspirar confianza a aquéllos que vinieran a adorar al tabernáculo. Él supo que le dila bienvenida, pero también sabía que yo no me aprovecharía de él. Si yole hubiera insistido a venir a la plataforma, cada vez que venía al culto, yo no hubiera sido diferente que el grupo de los Hombres de Negocios quienes lo usaron para atraer una multitud. Está grabado en cinta y en el Cielo que yo dije que el Hermano Branham nunca ocuparía el púlpito en el tabernáculo la cantidad de veces que yo deseaba, pero al mismo tiempo, era mi deseo profundo que él tuviera un lugar donde pudiera venir al servicio y no sentirse obligado a tener que tomar el cargo. Iba a ser sólo un lugar para venir y adorar con el resto de la gente, ser amigo, y reunirse con ellos, lo cual hizo. Le plació a él hacerlo de esta manera.

Ese Miércoles en la noche principiamos el servicio pidiendo a los Hermanos en la congregación que testificaran y el Hermano Branham, para sorpresa de todos, fue el primero que se paró. "Hermano Pearry," dijo sencillamente, "Yo quiero tomar cada oportunidad que tenga para darle gracias al Señor." El Domingo en la noche, un 12 de Diciembre, traje un mensaje titulado Dios Nunca Llega Tarde. Todavía me gozo al recordar que al decir en mi sermón cuando Simeón tomo a Jesús fue "un hombre cargando a Dios, Emanuel en sus brazos," hubo un claro "Amén" por el profeta de Dios detrás de mí en la plataforma. Esa experiencia es inolvidable. Como el Hermano Ben cuando respaldaba al orador en esta manera; tampoco podría yo criticar al Hermano por causa de esto. Es una manera natural y Escritural que significa estar de acuerdo.

Yo recordé, estando allí cuán feliz había estado al descubrir por Billy Paul una serie de notas que su papá había intentado usar en Jeffersonville en un sermón que él iba a predicar el 26 de Diciembre, Un Hijo Nos Es Dado, Un Niño Nos Es Nacido. Lo que me agradó fue que, allí en sus notas estaban las palabras que yo había usado, "Un hombre cargando a Emanuel, Dios, en sus brazos." Yo no se si las notas fueron hechas antes o después de mi mensaje, pero de todos modos, me gocé el saber que yo lo había dicho. Si las escribió antes, quizás esa fue la razón por la cual él dijo "Amén" tan fuerte. O quizás hizo las notas después de mi sermón en preparación para el mensaje que él iba a traer el 26 de Diciembre.

Recordé cómo había hecho planes él, para que yo viniera y pusiera la línea telefónica para que la gente pudiera oír su mensaje de Navidad un día después de Navidad. Luego sus palabras fatales, "Al mismo tiempo, tú puedes manejar esta camioneta de regreso. Apenas lo lleve con el Hermano Welch Evans para que lo revisara y arreglase cada rasguño en el carro, el Hermano Hickerson lo compuso la última vez que yo estuve en Jeffersonville. Hermano Green, vas a obtener un carro maravilloso." La voz del profeta resonó en mi mente, describiendo otra vez al carro que lo llevaría rumbo a Jeffersonville, llegó sólo hasta Texas.

Esa noche, Domingo 12 de Diciembre, predicó su sermón titulado Comunión, que después se convirtió en Libro 1, Volumen 1, en los libros titulados La Palabra Hablada. Yo nunca había oído de alguien que creyera en "comunión espiritual" hasta que lo oí a él explicar claramente esa noche que algunos creían esto, aunque ellos también profesaban conocerle como profeta de Dios. Él no dejó duda de que tal doctrina era contraria a la Palabra, mostró que era absolutamente imperativo que observáramos las tres ordenanzas: bautismo en el nombre del Señor Jesucristo por inmersión en agua, participar de la cena del Señor de pan ázimo y el vino, y lavamiento de pies. Él dijo que era muerte participar indignamente y que era muerte el no hacerlo. Sin entender hasta más tarde lo que había hecho, yo escogí hombres esa noche para que me ayudaran a servir la cena del Señor que creían en comunión espiritual y que nunca habían participado de ella en sus vidas. Esto es lo que Ud. llama "poniendo a alguien en aprieto," y lo hice sin saberlo. Escuchar al profeta de Dios predicarlo, luego el pastor ordenándoles a hacerlo, eso es estar en aprieto. Después de esto, el Hermano Branham me sirvió el pan y el vino. Tomando su turno, yo recuerdo que mientras se acercó y tomó la copita del centro de la charola, miró a la congregación y dijo, "Yo ya no bebo más del fruto de la viña hasta que entre al Reino de mi Padre." Aunque estaba citando a Jesús, él también estaba cumpliendo el tipo de su vida y ministerio.

Estando sobre mi casa esa noche de Navidad, reconocí el cuarto acontecimiento. Me di cuenta que yo fui la última persona en recibir la cena del Señor de la mano de nuestro Hermano.

La larga noche de meditación y búsqueda por respuestas llegó a su fin. El siguiente día me encontré, por petición del Hermano Neville, hablando a la congregación del Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, relatándoles todo lo que yo sabía de los eventos de la semana anterior. Me tocó a mí pararme en el púlpito y contar a estas gentes detalles de la muerte de este profeta que ellos habían llamado pastor por treinta y dos años.

Esa tarde, camino al aeropuerto, para encontrar al Hermano Billy Paul, que venía con su madre, sus hermanas, José, el Hermano Borders, y el Hermano George Smith, yo paré otra vez en la funeraria. Antes de salir de Amarillo, el Hermano Billy me había pedido que llevara el bisoñé de su padre tonel propósito de que una cobertura pudiera ser diseñada para la cabeza del Hermano Branham la cual sería natural y cubriría la cicatriz de la operación del cerebro. Yo hice eso. La peluca ya estaba en su lugar e hice una revisión de último minuto al cuerpo antes de la llegada del Hermano Billy. Cuando abrieron el ataúd, me estremecí, ya no pude reconocer al Hermano Branham. Con el bisoñé en su lugar, se miraba como de treinta y cinco años en lugar de cincuenta y siete. Se miraba, para mí, como en la fotografía en Houston cuando la aureola había aparecido. Expresé mi preocupación al Señor Coot de que el Hermano Branham se mirara muy joven y que al Hermano Billy Paul no le iba a gustar. "Su boca es muy distinta. Él era más moreno de cómo lo tiene Ud. ahora," le dije al Señor Coot. Me dijo que iba a ver qué podía hacer al respecto.

El Hermano Billy Paul y su grupo llegaron. Después de ver a su madre segura al cuidado del Doctor Sam Adair, nos fuimos a la funeraria. Mirando el cuerpo juntos, se volvió hacia mí y dijo incrédulamente, "¿Qué hiciste con mi papá?" Era una pregunta genuina de un corazón lleno de angustia, expresando alarma y desaprobación por algo que se había imaginado que yo había hecho. (¿Cuál hubiera sido el furor si yo hubiera llegado a Jeffersonville con un ataúd vacío?... aún si uno se levantara de los muertos ellos no lo creerían.) Le dije a Billy que, Señor Coot era un testigo, de que éste era el cuerpo de su padre como yo lo había transportado desde Amarillo.

El siguiente día, mientras la madre de la Hermana Hope, Señora Brumbach, observaba el cuerpo, ,ella me miró y dijo, a través de sus lágrimas, ,"Hermano Green, éste es Billy... como lo conocí... cuando se casó con mi hija." Entonces me di cuenta que yo no estaba mirando al Hermano Branham como un anciano, mas como a un hombre joven. Hubo muchos que comenzaron a especular.

El servicio fúnebre el 29 de Diciembre, fue predicado por los Hermanos Neville, Collins, Jacckson, y Ruddel. Yo dirigí los cantos y di el obituario. Tan grande fue el número de personas que asistieron que la iglesia estaba repleta a las once, aunque los servicios no comenzaron hasta la una. Cientos quedaron afuera en el estacionamiento. Tomó más de una hora para que la gente mirara el ataúd.

La Hermana Branham, sufriendo todavía de conmoción cerebral, fue incapaz de decidir si su esposo sería sepultado en Jeffersonville o en Tucson. Parado al lado del ataúd de su padre, el Hermano Billy Paul repitió las palabras que le había oído decir en Amarillo, "El Señor me ha ayudado a través de esto, pero yo nunca seré el que lo deposite en la tierra." Suavemente yo tomé al hijo doliente por los hombros y lo retiré de allí. Enseguida el Hermano Borders lo encontró, puso su brazo alrededor de él y lo encaminó. Billy previamente me pidió que me asegurara que retiraran el bisoñé antes de que cerraran el ataúd. Yo le pedí al Señor Coot, como acto final,, que removiera el bisoñé. Hecho esto extendí la tela del ataúd cuidadosamente sobre el cuerpo del Hermano Branham, y la tapa se cerró, mis ojos fueron los últimos en ver los restos del profeta de Dios.

El Señor Coot cerró el ataúd y lo consignó a un cuarto privado arriba en su funeraria, para esperar la decisión de la Hermana Branham. Esto entonces, es la verdad de lo que sucedió. Él no fue, como se dijo alrededor del mundo, puesto en congelación, al costo de quince mil dólares, para esperar su resurrección. (Aún en la muerte, hubo aquéllos que iban a desacreditar al Hermano Branham, su familia, y a sus fieles seguidores por cualquier cosa que sutilmente pudieran ellos inventar.)

A las cuatro de la tarde, afuera después del servicio, mucha gente comenzó a notar una extraña coloración y círculos alrededor del sol. Mi padre me llamó la atención a este raro acontecimiento, luego se fue a telefonear a mis hermanas en Texas para ver si el mismo fenómeno estaba sucediendo allá. Él llamó a California y otros lugares, por todos lados la respuesta fue la misma; la misma manifestación estaba a la vista. Él murió bajo una señal, nació bajo una señal, y allí estaba una señal en los cielos a la hora de su servicio fúnebre.

Los noticieros habían comenzado sus esfuerzos para descubrir una interesante historia en la muerte del Hermano Branham. Afortunadamente, se me fue dicho que un noticiero de televisión a las esa tarde iba a informar al público que los seguidores del fallecido William Branham, esperaban que se levantara de entre los muertos, iban a poner el cuerpo en el congelador en lugar de enterrarlo. Llamé yo al Hermano Billy Paul con la alarmante noticia de este inminente noticiero y me pidió pararlo si podía. Sin saber cual estación de televisión era la involucrada, yo comencé a llamar a cada una, finalmente me puse en contacto con el director de noticias apenas dos minutos antes de que el programa saliera al aire. Rápidamente le di las razones verdaderas en el caso, explicando que la demora en el entierro fue por causa del daño de la Hermana Branham. Le dije que nosotros absolutamente no teníamos conocimiento de esta historia de congelación. El hombre apreció mucho mi llamada y dijo, "Reverendo Green, yo aprecio que me lo diga. Hubiera yo lamentado traer esta des gracia sobre la familia."

Como sucedió, no fue hasta el 11 de Abril de 1966, después de la recuperación de la Hermana Branham, que el profeta fue finalmente sepultado.

Comenzando ene. Cumpleaños del Hermano Branham, el 6 de Abril de 1966, el Hermano Billy Paul convocó servicios especiales en Jeffersonville para escuchar siete cintas que el profeta había predicado, pero no se había permitido que salieran. En esta reunión los rumores comenzaron a circular de que el Hermano Branham se levantaría privadamente de entre los muertos. Una noche, mientras estaba yo en la oficina ayudando a Billy Paul, el teléfono sonó. Era el día antes de la Pascua. La voz de un hombre en la otra línea me preguntó bruscamente.

"¿Quién habla?" demandó él.

"Pearry Green," contesté yo.

El deletreó mi primer nombre, preguntando si estaba correcto. Yo lo corregí, pensando seguramente que podía ser alguien que realmente me conocía, pero que estaba bromeando como si no supiera este raro deletreo de mi nombre. Él me preguntó si estábamos teniendo servicios especiales. Yo respondí que si. Gradualmente, comprendí que éste no era un amigo de la familia. Finalmente, le pregunté con quién estoy hablando.

"Este es el Señor Brown de la United Press Internacional (UPI), Louisville," me contestó, luego preguntó abruptamente, "¿No son Uds. La gente que están esperando que William Branham se levante en la mañana de Pascua?"

La aspereza de su pregunta me turbó un poco, pero yo logré darle una cuidadosa respuesta, "Bueno, señor, quizás haya algunos que creen eso. ¿De qué iglesia es usted?"

"Bautista," fue la respuesta.

"¿No cree Ud. en la resurrección?" respondí yo. "¿No cree Ud. en la segunda venida del Señor?"

"Si señor," admitió él.

"Pues, nosotros también," dije yo.

Su siguiente pregunta fue diseñada para poner palabras en mi boca, "¿Piensa Ud. que pudiera acontecer en la mañana?"

"Señor," dije yo inocentemente, "no me sorprendería ni una pizca cuando sucediera."

¡Es todo lo que necesitó!, tuvo suficiente para torcer mis palabras. El siguiente día, por la UPI, fui citado alrededor del mundo como sigue: "'Algunos de los seguidores del fallecido William Branham creen que él se levantará de los muertos en la mañana del Domingo de Pascua,' dice el Reverendo Pearry Green, pastor del Tabernáculo Tucson de cuatrocientos miembros, 'personalmente, yo no estaría sorprendido cuando esto sucediera.'"

En Tucson, la gente de la UPI buscando en el directorio de la ciudad, encontraron Pearry Green con una dirección en Wrightstown Road y Tabernáculo Tucson, la iglesia Asamblea de Dios Downtown, 560 S. Stone (pues esa es la manera en que estaba anotada). Así vine a ser mencionado como un ministro de la Asamblea de Dios en su artículo local. Algunas personas que habían seguido el mensaje del Hermano Branham en Tucson leyeron el artículo y se molestaron grandemente. Sus palabras hacia mí en el Teléfono fueron enfáticas, yo debiera de "guardar mi boca cerrada."

El efecto en Jeffersonville, fue lo mismo. Líderes entre los seguidores del mensaje vinieron a mí y me dieron a entender que no era ningún asunto mío el hablar a reporteros del periódico, que si algo fue dicho, sería "anunciado oficialmente." Sin necesidad de decirlo, me sentí terrible, porque yo había traído un reproche sobre la Hermana Branham y sus hijos, así como a la vida y ministerio del Hermano Branham; por supuesto, yo sabía que ellos no creyeron tales cosas. Yo le dije a la Hermana Branham esa tarde que hubiera preferido desaparecer, antes que trajera un momento de reproche, tristeza, o ansiedad sobre su familia. Sus tiernas palabras fueron alentadoras, "Hermano Green, yo te creo."

Al siguiente día, por supuesto, a los periódicos les pareció bien continuar el artículo. "Él no se levanta", fue su sarcástica secuela a su primera historia. El mismo reportero trató de telefonear para que yo comentara, pero yo no estaba disponible. El Hermano Harold McClintock contestó el teléfono y se rehusó darle cualquier información. Él llamó al Hermano Billy que le informó que nada de esto se había enseñado. Con esto, el reportero trató de causar una controversia entre el Hermano Billy Paul y yo con el objeto de crear más historias nuevas, pero el irresponsable atentado falló.

El artículo fue imperfecto y lleno de mentiras fabricadas. Aún habían dicho que yo había llevado setecientas personas al cementerio para levantar a William Branham de los muertos. Yo tenía amigos por todo el mundo que, después de leer el artículo, menearon sus cabezas y dijeron, "¡Pearry Green se ha vuelto loco!"

La verdad es que ni aún supe que el Hermano Branham iba a ser sepultado en Lunes cuando yo salí de Tucson hacia Jeffersonville el Martes anterior. Nadie más lo supo tampoco, hasta que la Hermana Branham hizo la decisión cuando llegó.

La misma gente que había venido a mí en Jeffersonville y me dijeron que "guardara mi boca cerrada," no quedaron mejor que yo en sus entrevistas con la prensa. Se les preguntó qué pensaban acerca de William Branham. Sus respuestas, aunque ciertas, fueron fácilmente torcidas por los reporteros. Ellos dijeron, "Él fue más que un profeta." También reportaron que ellos habían dicho que ellos no creían que William Branham se levantaría de los muertos. Entonces me pregunté si ellos no creían que se levantaría. Finalmente ellos comprobaron después de la misma experiencia con la prensa irresponsable, que yo había sido mal citado al igual que ellos.

Yo le dije a ese reportero lo que él escribió en ese periódico. Pero quiero decir esto: Yo fui el último ministro ordenado por este profeta de Dios; considero eso un gran privilegio. Fui la última persona que fue vista por él en visión pública, fui el último predicador que él escuchó predicar; y me sentí como Timoteo predicando con Pablo escuchando, o uno de los discípulos con Jesús presente. No fue fácil, pero él me pidió que lo hiciera y doy gracias a Dios que fui suficiente hombre para hacerlo, tuve el honor de ser el último a quien él sirvió la cena del Señor y el último inservirle a él. Yo fui la primera persona en llegar a la escena del accidente aparte de aquéllos que estaban allí cuando sucedió, fui la primera persona en ver el carro. Fui la primera persona en verlo cuando él recobró el conocimiento, cuando le dije acerca de la señal en la luna, fui el primer creyente en saber que él había dejado esta vida, fui el primer creyente en ver su cuerpo, fui el primer creyente en verlo vestido en una túnica blanca, tuve el privilegio y la responsabilidad de viajar con sus restos, rumbo a casa. Siendo que Navidad no es el cumpleaños de nuestro Señor Jesucristo, Navidad trae otros recuerdos a mi mente. Aunque nuestro Hermano estaba "muerto" conforme al mundo, aún así había una presencia ungida que yo sentí con él. Como dije antes, mis ojos fueron los últimos en ver sus restos terrenales, pero yo creo que voy a ser uno de los primeros en ver su cuerpo resucitado, cuando los muertos en Cristo se levanten.

Billy Paul Branham

No ha habido testigo más íntimo de este Ministerio del tiempo del fin que el Hermano Billy Paul Branham -el hijo mayor del Hermano Branham-. Durante 14 años, siendo el compañero de viaje y secretario personal de su padre, vio personalmente un don profético en operación y la señal enviada para vindicar al hombre, el cargo y el ministerio. Presenció la sanidad de miles. Oyó al Hermano Branham contar cientos de visiones, y luego las vio cumplirse. Estas fueron palabras de su padre: "Dios honró a Billy Paul". El Hermano Billy Paul les nació a William y Hope Branham el 13 de septiembre de 1935. A los dos años, su madre y su hermanita, Sharon Rose, murieron de tuberculosis con solo cinco días de diferencia.

Cuando él tenía 11 años, su padre inició las campañas de sanidad, por las cuales tuvo que recorrer el país de lado a lado y viajar por todo el mundo. Cuando no tenía que asistir a la escuela, viajaba con su padre, y hasta se le otorgaba un "cargo" oficial, en el que vendía libros y folletos antes de los servicios.

Una noche de junio de 1947 en Vandalia, Illinois, el Ángel del Señor apareció visiblemente en el cuarto del hotel donde el Hermano Branham se hospedaba con su hijo, Billy Paul, y su hermano menor, Donny. El profeta le pidió al Ángel permiso de despertar a los muchachos, para que pudieran ser testigos de la Presencia angelical que estaba frente a él.

El Ángel le respondió: "Puedes despertar a tu hijo, Billy".

"Cuando crecí, le pregunté a mi papá: '¿Por qué me permitió el Ángel del Señor verlo esa noche?'.

Nunca olvidaré su respuesta. Él dijo: 'Porque Dios te llamó a trabajar conmigo, hijo, y Él quería manifestarse ante ti'. Y yo sé que a partir de esa noche en Vandalia, sin importar en dónde estábamos, nunca tuve que esperar que papá dijera: 'Él está aquí'. Siempre reconocía cuándo esa Presencia estaba cerca.

Y hoy, yo creo que ese mismo Ángel del Señor acampa alrededor de los que temen Su Nombre".

A los 15 años, cuando asistía a una escuela Bíblica en Texas, su padre lo llamó a preguntarle si quería acompañarlo en un viaje a África. Se retiró de la escuela y jamás regresó. Durante los próximos 14 años permaneció junto a su padre. Asistía a cada reunión, en donde les entregaba tarjetas de oración a los enfermos. En cada servicio, él ayudaba a su padre a subir y bajar de la plataforma, muchas veces él apenas podía mantenerse de pie después de una larga línea de discernimiento. Él se encargó de la correspondencia personal del Hermano Branham. En 1961, se convirtió en el secretario-tesorero del Tabernáculo Branham y un miembro de la junta de síndicos.

El 18 de diciembre de 1965, mientras conducía inmediatamente delante del carro de su padre, ocurrió el accidente que se llevaría la vida del Hermano Branham. Él sostuvo a su padre en sus brazos mientras esperaban la ambulancia; luego, camino al hospital, oyó sus últimas palabras.

Después de la muerte del Hermano Branham, el Hermano Billy Paul ejerció la presidencia de la recién creada Asociación Evangélica de William Branham. Él ha permanecido en ese cargo, y por su dedicación a difundir el Evangelio y su compromiso a proclamar el Mensaje de la hora, los esfuerzos misioneros y evangélicos del Ministerio del Hermano Branham están alcanzando casi todos los países del mundo. En 1981 vino a la vicepresidencia de Grabaciones la Voz de Dios.

Él y su esposa, la Hermana Loyce, tienen dos hijos, William Paul Jr. y David; seis nietos; y cuatro bisnietos.

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